EL PATRÓN
Crece la fe por “Angelito Negro” y hasta políticos lo visitan en Tepito
Una escultura antropomórfica dorada, con trinchete en mano y postrada en un globo terráqueo custodia el inmueble
Foto: (Alberto González. El Gráfico)
Gerardo López llegó al número 35 de la calle Carpintería, a darle gracias al Angelito Negro, en Tepito.
El hombre de 42 años relata que recurrió “al patrón”, como él le llama, porque a lo largo de 15 años estuvo inmerso en las adicciones, no tenía estabilidad laboral y sufría de problemas económicos, pero asegura que desde hace 5 meses, cuando se acercó a “El Diablo”, su vida cambió.
“Me estaba ahogando en el alcohol, no tenía trabajo y me estaba yendo muy mal. Ahora tengo mucho trabajo, vine a dejarle una ofrenda y a una limpia (…) espero me cumpla algo que le pedí”, comentó el hombre originario de la alcaldía Cuauhtémoc.
Lee también: Anabel Hernández revela nombre de famosa ligada con “Los Chapitos”
Entre las calles Panaderos y Mineros, en el tuétano del Barrio Bravo, una escultura antropomórfica dorada, con trinchete en mano y postrada en un globo terráqueo custodia el inmueble a donde llegan decenas de personas diariamente a rendirle culto al Angelito Negro.
Es la imagen de Baphomet. A sus pies son varias las veladoras que a llama viva dan calor a flores, cigarrillos de tabaco y de mariguana, botellas de whisky y de cerveza que sus creyentes ofrendan a la deidad colocada por Alexis, “el Chino”, tras una promesa que el joven tepiteño hizo tras un serio problema familiar.
“Mi madre sufría cáncer, la desahuciaron, entonces le pedí con mucho a mor y fe al Angelito Negro que me la salvara y me lo cumplió, como agradecimiento lo puse (el altar), y ahora cada vez más gente viene con fe”, aseguró Alexis, fundador del altar.
Foto: (Alberto González. El Gráfico)
UN AVERNO
Después de recorrer un angosto pasillo, en un pequeño cuarto dividido en dos piezas alumbradas por decenas de veladoras que aumentan el calor que se pronuncia como si, efectivamente, se estuviera entrando al mismísimo averno, un pentagrama colocado en el medio de uno de los muros rojos, el “ángel caído” yace rodeado de monedas, billetes, fruta y piezas de oro, como cadenas, esclavas y dijes que desde hace por lo menos cuatro años le han ido ofrendando.
En la otra pieza más representaciones de el Diablo, de la Santa Muerte y de Jesús Malverde, así como varios crucifijos colgados al revés, son testigos de las limpias que ahí se llevan a cabo.
Vecinos aseguran que políticos, deportistas y miembros de grupos generadores de violencia llegan a pedirle favores al exiliado del paraíso.
El sincretismo se hace presente cuando al finalizar sus visitas, los seguidores del Angelito Negro, tras abrir los ojos, hacen la señal de la cruz y se persignan para cerrar la petición al desterrado que cada vez más gana adeptos.