EN LA CIUDAD DE MÉXICO
A tres años, los de Santa María La Ribera no han sido apoyados como los de la Pensil
(Foto: Tristan Velázquez, El Gráfico)
CIUDAD DE MÉXICO.- La tarde del 5 de mayo del 2018 en el 150 de la calle Cedro, colonia Santa María La Ribera, hubo una explosión por acumulación de gas. Uno de los residentes del inmueble, que quedó inhabitable, murió, y varias personas resultaron lesionadas.
Son víctimas de un siniestro que destruyó su casa, pero —a diferencia de lo que sucedió el sábado en la colonia Pensil— ninguna autoridad ha volteado a verlos y tres años y medio después siguen viviendo en la calle.
Quienes vivían en la vecindad destruida por una explosión de acumulación de gas el fin de semana pasado, en la colonia Pensil, ya se reunieron con funcionarios del Instituto de Vivienda de la CDMX (Invi) para acordar los apoyos que se les entregarán.
En tanto, en Santa María La Ribera, a unos 5 kilómetros de la Pensil, algunas de las 20 familias que se quedaron sin hogar con el estallido aún viven bajo tablas, cartón y láminas. Las autoridades de la alcaldía Cuauhtémoc ni del gobierno central se han preocupado por estos damnificados.
En tres años, el alcalde Néstor Núñez no los atendió, tampoco el gobierno de Claudia Sheinbaum.
Con la nueva alcaldesa Sandra Cuevas hay promesa de reunión, pero nada concreto; para ellos no ha habido mesa con el Invi.
“Desafortunadamente, nos tocó el siniestro en un año con cambio de gobierno... aquella vez sí vinieron y dijeron que nos iban a apoyar. Pasaron las elecciones, quisimos dar seguimiento a todo y no hubo avances, más bien tropiezos y un peregrinar por dependencias y ministerios públicos interminables”, platicó Abraham Cortés, vecino afectado.
Él llegó ahí por sus padres. Desde hace 41 años es vecino de la colonia y junto con su hermana aseguran que no piensan dejar la zona, por temor a perder lo que con esfuerzo sus padres les dejaron.
Explicó que durante todo este tiempo ha sido difícil llevar un día a día como normalmente lo hacían.
“Para nuestra mala suerte el edificio sufrió daños por el sismo del 2017, luego la explosión... nos dejan en la calle, con lluvias, frío, inseguridad, nos dejan sin trámites, se viene la pandemia y seguimos igual. Sin respuesta de qué será de nuestras casas... es realmente triste y desesperante”, añadió.
Comprenden que otras personas han sido afectadas también por un evento natural e, incluso, por los desalojos forzados. Tan sólo esperan que las autoridades no los olviden.