Usuarios de líneas elevadas ya no confían en la seguridad que les ofrece el Metro en CDMX

CIUDAD DE MÉXICO.- Rezar y persignarse es ahora una práctica que los usuarios del Sistema de Transporte Colectivo (STC) Metro prefieren realizar antes de abordar los trenes para sentirse seguros, esto, después de la tragedia que dejó 26 muertos y 78 heridos en la Línea 12.

Eso fue lo que algunos pasajeros de las Líneas 4, 9 y B confesaron a EL GRÁFICO, las cuales también cuentan con tramos elevados como el que se desplomó en la “Línea Dorada”.

Es el caso de la señora Ana Sedeño, una empleada doméstica que trabaja en la colonia Martín Carrera, en la alcaldía Gustavo A. Madero.

A diario, la mujer viaja desde su hogar en la colonia Santa Martha Acatitla, en Iztapalapa, sube al Metro en la Línea 8 y transborda a la terminal Santa Anita de la Línea 4, misma que recorre en su totalidad para llegar hasta su trabajo.

“Ya no es la seguridad de antes, ahora subo con miedo y le pido a Dios que a todos nos lleve con bien”, comentó angustiada.

Ahora, dice, cree necesario dedicar una oración y pedir por ella y por todos los demás pasajeros que cotidianamente cruzan por este lugar.

CISCADOS

Alejandra Rodríguez, llegó hasta la estación Ricardo Flores Magón, de la Línea B a bordo de una combi del transporte público, ahí bajó de la mano de su pequeño y comenzó a subir las escaleras para abordar el tren con rumbo al centro de la Ciudad.

Ella coincidió en que después del accidente del pasado lunes subirse al Metro, principalmente en los tramos elevados, es un temor que incluso percibió en muchas más personas.

La madre de familia agregó que desde que se enteró de la tragedia en la Línea 12 también comenzó a pedir a Dios a que la ayude a llegar con bien hasta su destino y que cuide, tanto a ella como a su hijo y a todos los pasajeros que viajan diariamente.

La inseguridad, el aumento en los tiempos de traslado y el aumento de gasto en el pasaje son situaciones que, a partir del accidente, las personas ya han considerado debido a que le perdieron la confianza y el amor al Metro.