LES LLEGA POR TANDEO CADA TERCER DÍA
Vecinos de San Andrés Totoltepec luchan para no quedarse sin agua, este es su suplicio
(Foto: Diego Iván Campos)
Por Atenea Campuzano
CIUDAD DE MÉXICO.- El pueblo de San Andrés Totoltepec, ubicado en la alcaldía Tlalpan, es un sitio en el que el agua está escaseando de manera preocupante.
Decenas de pipas transitan sin tregua por la carretera México-Cuernavaca para abastecer a los vecinos que, día con día, luchan por no quedarse sin líquido.
Uno de los afectados es don Abraham Ortiz, quien vive en la Cerrada los Cipreses, pero como es una calle nueva, no tiene número y el agua no llega a la cisterna, por lo que sólo les queda abastecerse con pipas.
(Vecinos de Totoltepec sufren por falta de agua. Foto: Diego Iván Campos)
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“Allá no hay agua potable, pura pipa. Antes nos la daban en 800, ahorita ya subió a 900”, dice el hombre de la tercera edad.
En este pueblo en donde el agua cae por tandeo cada tercer día, los colonos se preparan con cubetas, botes y tambos para administrar el líquido durante los días en los que no llega.
El hombre de 71 años vive con sus dos hijos en un cuarto que renta por 2 mil 500 pesos mensuales. El tinaco de mil litros que abastece de agua a la vivienda lo comparte con otra familia de tres integrantes, por lo que el tener que pagar 100 pesos más por pipa (de las que requieren dos), lo deja con muy poco dinero y “la sufre” al final de la quincena.
El bañarse con cubetas, a “jicarazos”, es una práctica ya común para don Abraham. “Cuando lavamos la ropa toda el agua que sale la guardamos para el baño y, a veces, lavamos a mano en bote, para no desperdiciar mucha agua”, dice.
(Vecinos de Totoltepec sufren por falta de agua. Foto: Diego Iván Campos)
Para almacenar el agua, estas familias utilizan tambos de 200 litros que tienen un costo en las ferreterías de 400 pesos, lo que merma aún más la economía de los lugareños. Otras prácticas que llevan a cabo en este poblado son captar el agua de lluvia. “Por ejemplo, el agua de lluvia la utilizamos para el baño, pero ahorita, como no ha llovido, está vacía la pipa”, dice don Abraham.
Un caso similar es el que vive la señora Martha Hernández, vendedora ambulante. “Hay agua dos veces a la semana, si tenemos cisterna, la apartamos, pero si no, pus así nos quedamos”, lamenta y agrega: “lavamos los trastes en una tinita y nos bañamos cada tercer día con bandeja, porque con regadera se gastan miles de litros”.
Los pobladores de San Andrés aseguran que lo que más afecta a la escasez de agua es la falta de conciencia de los ciudadanos. “Hay personas que lavan su carro, riegan la calle. No son conscientes de que el agua es lo primordial en la vida”.