DE DISTROLLER
Así fue como Eduardo Medina Mora determinó que el "Virgencita Plis" era original de Amparín Serrano
(Foto: Redes sociales)
La devoción por la Virgen de Guadalupe y su creatividad fueron la mezcla perfecta para que Amparín Serrano creara Distroller.
Pero hubo un momento en la evolución de la empresa que la Virgencita Plis, su producto estrella, tuvo que defenderse en la Suprema Corte de Justicia de la Nación ante una acusación contra su creadora por supuesto plagio.
El juicio se mantuvo abierto durante ocho años. Hasta que un proyecto del exministro Eduardo Medina Mora frenó en definitiva la solicitud de la artista plástica Mercedes Gertz Loizaga para que se le reconociera como la autora primigenia y perpetua de los derechos morales sobre las obras que realizó en 1996 de “Guadalupana Niña”, que registró en la Dirección General del Derecho de Autor.
Sin embargo, el análisis del exministro Medina Mora encontró que la señora Gertz registró dos obras, no una idea, por lo que la Virgencita Plis y cualquiera otra relacionada con la Virgen de Guadalupe no están legalmente impedidas para que se lleven a cabo por cualquier persona.
Amparín Serrano registró en el Instituto Nacional del Derecho de Autor y el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial las obras comercializadas por la marca Distroller, entre las que se encuentra “Virgencita Plis”.
El fallo de la corte, que se dio en mayo de 2018, sostiene que las obras de la diseñadora recientemente fallecida no son plagio porque empleò técnicas de dibujo distintas a la de Gertz, por lo que su estilo, colores y detalles de cada dibujo son igualmente distintos.
“Lo anterior obedece a que las obras de ambas son derivadas de la Virgen de Guadalupe, y como puede advertirse de la valoración pericial emprendida por el Tribunal Unitario, no existe coincidencia entre el modo concreto técnica de expresión por medio del cual las obras fueron representadas”, indica la resolución.
Amparín Serrano fue muy devota de la Virgen de Guadalupe desde niña. En diversas entrevistas recordó cómo su mamá la llevaba caminando a la Basílica, caminando desde San Ángel.
“Después lo hice con mis hijas y me voy caminando tres veces al año. No soy mocha, pero sí guadalupana”, comentó en una entrevista.
Ese cariño especial por la Virgen de Guadalupe es el pretexto que dio origen a su primer producto en Distroller, la “Virgencita Plis”.
Amparín la caricaturizó y la convirtió en un símbolo infantil que, hasta hoy, es el símbolo de su empresa.