LUJOS Y OPULENCIA EN RESIDENCIA OFICIAL
Visitantes se meten hasta la cocina en el primer recorrido de la historia, en Los Pinos
¡Teníamos duda de cómo era esta casa, está llena de tantos lujos y eso que casi no hay muebles!, señalaron al salir de la sala de cine
(Foto: Archivo El Gráfico)
Miles de mexicanos conocieron ayer el lujo y opulencia de lo que fue la Residencia Oficial de Los Pinos, un lugar inaccesible durante más de 80 años hasta su apertura ayer como un centro cultural.
Los exteriores de Los Pinos estaban libres de la férrea vigilancia militar y sin las vallas que controlaban los accesos; además, se abrió un paso peatonal en la avenida Parque Lira y se colocaron decenas de flores de nochebuena en las rejas metálicas.
Pisos de mármol, muebles de caoba, escalinatas lujosas, salas de juntas, cajeros de banco y un “cuarto de guerra” de la época del presidente Felipe Calderón, fueron recorridos por los primeros visitantes.
La casa Miguel Alemán centró las expectativas. “¡Qué regresen los muebles!”, “¡Se llevaron todo!”, expresaron las familias, mientras recorrían los sanitarios, los clósets y los cuartos donde alguna vez durmieron Enrique Peña y Angélica Rivera.
¡Teníamos duda de cómo era esta casa, está llena de tantos lujos y eso que casi no hay muebles!, señalaron al salir de la sala de cine.
Por la premura con la que fue abierto el inmueble, las autoridades culturales no lograron colocar fichas técnicas en cada uno de los espacios. “¿Qué pintura es esa?, preguntó una señora a uno de los 40 voluntarios que dispuso en el lugar la Secretaría de Cultura. “La verdad, desconozco”, respondió. Se trataba de una obra de Luis Nishizawa, colocada al centro de lo que fuera la sala.
Aunque muchos llegaron buscando ver los lujos y sólo pudieron ver la dimensión imperial de todo el conjunto, celebraron la idea de abri