Lo hicimos todo bien
Lydiette Carrión
Una nota en la prensa: El Estado mexicano pide a la Corte Interamericana de Derechos Humanos que no atraiga el feminicidio de Nadia Alejandra Muciño Márquez, ocurrido hace 13 años, en el Estado de México.
Alega que las autoridades mexiquenses no violaron el derecho al debido proceso en el caso de Nadia Alejandra y que no se han agotado las instancias mexicanas para acceder a la justicia.
Pero basta recordar cómo sucedieron las cosas:
La noche del 12 de febrero de 2004, Juan, de cinco años; José, de cuatro y Adela, de dos —sus nombres fueron cambiados para proteger su identidad—, tocaron a la puerta de una vecina. Pedían un cerillo para prender una vela porque en su casa no había luz. Adela iba desnuda, sólo envuelta con una camisa del padre, llena de sangre. José llevaba puestas las botas al revés. La vecina, desconcertada, les preguntó por su mamá, Nadia Alejandra, una joven de 24 años.
“Está muerta en mi casa”, respondió José.
En la casa, Nadia estaba parcialmente colgada (como fue hallada Lesvy este año, o como lo fue Mariana Lima en 2010, otras dos víctimas cuyos asesinos también alegaron que ellas se habían suicidado); tenía 3 cordones atados al cuello. Uno de éstos, de color verde, estaba tan apretado que se le había enterrado en la carne. Los peritos concluyeron que Nadia se suicidó porque estaba “deprimida”.
Los hijos declararon otra historia: su papá y pareja de Nadia, Bernardo, y el tío paterno, Isidro, apodado ‘Matute’ o ‘Matote’, la mataron. Juan relató así los hechos: “El día que mi mamita se murió y se fue al cielo, mi papá ‘Berna’ y ‘Matote’ metieron a mi mamá a la cisterna, porque ‘Matote’ es bien malo, y yo chillaba y gritaba: ¡Mamá! y mi mamá le pegaba en el estómago al ‘Matote’, y que mi papá le pegó al ‘Matote’ porque quería y yo vi que ‘Matote’ le puso un lazo en el cuello a mi mamá y ella lloraba, y mi papá había tomado cerveza y mi mamá lloraba porque mi papá la hizo llorar y luego mi papá se fue bien lejos y nos dejó solos y luego me salí de mi casa y fui por unos cerillos […] y ‘Matote’ mató a mi mamá...”.
La justicia mexiquense concluyó que los niños no sabían de lo que hablaban. Pasaron los años. En el proceso, eximieron de culpa a ‘Matute’ y ya no se le puede volver a procesar. Bernardo se fugó y apenas en 2014 lo encontraron; hace unas semanas, fue condenado a 40 años. Los hijos han tenido que declarar infinidad de veces. Crecieron sin madre, sin padre y no han recibido ayuda del Estado; pero éste dice que lo hizo todo bien...
GLOSARIO DE SUPERVIVENCIA Nadia Alejandra: memoria.