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El Super Bowl del esfuerzo: Mexicanos en Houston

Los inmigrantes mexicanos que viven en Houston le ganan, con entrega y trabajo, la competencia diaria a los afroamericanos más desfavorecidos económicamente

Foto: Archivo. El Gráfico

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Deportes 08/02/2017 11:00 Enrique Gutiérrez Actualizada 11:05
 

HOUSTON.— Cuando cae la noche, poco a poco salen de las penumbras los “homeless” (indigentes), los olvidados del Super Bowl y de la sociedad que comienzan a poblar y a hacer suyas las calles.

Son una hermandad que no amedrenta al más débil ni agandalla a la gente. No. Ellos respetan las leyes, pues saben que un mal paso los llevaría tras las rejas.

¿Lo curioso? No hay ningún mexicano, todos son afroamericanos. Su mal olor es intenso y lo esparcen por doquier, tanto que cuando el “metro-rail” (tren ligero) comienza a dar servicio a las 03:45 y se convierte en su madriguera, nadie se quiere sentar a su lado.

Así empieza el día a día de los que nadie quiere ver, de aquellos que juegan el Super Bowl de los desfavorecidos. Y los mexicanos ganan por mucho, gracias a su trabajo.

A eso de las 6:00 empieza a entrar a un ejército de carpinteros, pintores, meseras, electricistas y trabajadores de todos esos empleos que nadie quiere.

Las botas llenas de mezcla. Los pantalones pintados. Herramientas en el cincho. Ellos son los mexicanos que han mantenido con vida a esta nación y a quienes, sin embargo, quieren echar.

SIN MIEDO. “Llevo aquí 19 años, pero soy de Chihuahua”, comenta Doña Martha. “La mayoría de mexicanos venimos a trabajar, a hacer algo por nuestras vidas y no somos oportunistas que nada más queremos sacar provecho. No”, añade la camarera de un hotel.

Aquí el que trabaja, sale adelante. Los que andan en la calle son los morenos (afrocamericanos, negros, pues), a quienes está apoyando mucho el presidente Trump, cuando nosotros somos los que venimos a sacar a este país adelante”, asegura.

Tanto que, incluso, “les diría a los que viven en México que ahorita mejor ni se vengan, porque esto se va a poner color de hormiga… Pero yo no tengo miedo, eh, porque aquí yo no vine a ser una delincuente”.

En ello coincidió con Don Jaime, quien es de Morelos y lleva 20 años acá. Labora en “el restaurante Tree Beards y lo único que diría a los mexicanos es que le echen ganas, que se esfuercen y pues no todo está perdido… el Sol algún día va a salir para todos en nuestro país y si esto llegara a salir mal acá, pues que nos esperen porque pronto estaremos de regreso”.

Somos la clase trabajadora que hemos venido para tener una mejor vida y pues gracias a Dios este país nos ha abierto las puertas, lo hemos sabido aprovechar y pues aquí estaremos mientras Dios diga”, añadió.

Con el vaivén de mini-tren de dos vagones, entonces culmina: “El miedo es para quien se porta mal. Yo no tengo ningún vicio, me dedico a mi familia y a mi trabajo. La ley se hizo para quien la quebranta, no para el que la respeta”.

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