Segunda parte
Conoce la historia de la Arena Isabel, el recinto más importante de la lucha libre en Morelos
En la Arena Isabel surgieron grandes estrellas, que con el tiempo dieron el salto a las mejores empresas del país
(Foto: Archivo El Gráfico)
Continuando con la historia de la extinta Arena Isabel, calificada como el recinto más importante para la lucha libre de Morelos, en Cuernavaca, no existía un lugar de ese nivel para sus protagonistas. Incluso, para aquellos elementos que pretendían llegar a los recintos sagrados como la Arena México, sus primeras evaluaciones, fueron en Cuernavaca.
Desde que se iniciaron las funciones de lucha libre y de box, el empresario Ramón Cué se convirtió en redactor de un boletín, impreso en papel tipo tabloide y posteriormente, en carta, en donde redactaba todo lo que sucedía adentro, en los pasillos y afuera de la arena, así como el sentir de los aficionados.
Su nombre fue “Cuadrilátero”, redactado por el propio empresario morelense, quien ponía al tanto a los aficionados de las carreras profesionales de sus ídolos, convirtiéndose en el primer medio impreso que incluso, narraba las mejores luchas, con el “ojo clínico” que tenía Ramón Cué, para determinar quién había ofrecido la mejor batalla.
Asimismo, una época de oro de los elementos locales, incluyendo al propio “Chamaco” Valaguez y a Pierroth Jr., se tuvo por la década de los 70´s, cuando las grandes estrellas del pancracio nacional mexicano, se presentaban en las funciones de las noches de jueves, para adaptar sus propios estilos, en las también concurridas funciones dominicales, las cuales se desarrollaron también por 53 años.
Un 80 por ciento de los elementos locales, fueron obra maestra de la creatividad de Cué. Surgieron elementos como el Barón Siniestro, Zaratustra, Ráfaga Moreno, Tartú, el Brujo, quien posteriormente, al ser llamado a pertenecer a las filas de esta empresa, tras haberse presentado en las arenas de Puebla y del Estado de México, formó el primer trío de relevos atómicos, junto a Ray López y Águila Venezolana, bautizados como “Los Tres Poderes”.
Posteriormente, tanto Tartú como Águila Venezolana debutaron en las filas de la Triple A y con los Independientes, cambiando el nombre de este último de Águila Venezolana a El Hijo del Diablo, para regresar posteriormente como una figura internacional a la arena que lo vio nacer deportivamente y sostener combates de polendas ante El Hijo del Santo.
En aquel tiempo, la empresa también decidió otorgar por más de 8 años, el denominado trofeo “Santo de Oro”, al luchador más taquillero del año, ganado en dos ocasiones por El Hijo del Santo.
Vino la época más fuerte de la lucha libre dominical, con elementos locales, de donde surgieron las figuras que a la postre emigrarían a otras empresas, con el respaldo de la academia de la Isabel, en la cual, se formaban bajo la tutela del Garambuño, Élfego Silva y Ray López. “De esta escuela trascendieron a planos nacionales e internacionales tanto el Chamaco Valaguez como Pierroth Jr. Sin embargo, la lucha interna, se daba con otros elementos, quienes buscaban los campeonatos del estado, como un estímulo a sus carreras”, recuerda Silva.