selección mexicana
“El Tata” tiene como reto el cambio generacional y crear un estilo al Tri
México tiene sed de triunfo, por lo que el Tri es una olla de presión; sin embargo, Martino tiene la piel curtida luego de haber dirigido a selecciones y clubes plagados de estrellas
(Foto: Archivo El Gráfico)
La espera duró casi seis meses. Luego de que el colombiano Juan Carlos Osorio dejara el banquillo de la Selección Mexicana el pasado julio, los dirigentes del Tri se dieron a la tarea de buscar al candidato ideal para el proyecto rumbo a Qatar 2022.
Diseñaron un perfil, viajaron a varios países y entrevistaron a más de 24 posibles candidatos. Entonces salió el humo blanco: El elegido era Gerardo “El Tata” Martino, quien se enfrenta a tres grandes retos en la Selección Mexicana.
JÓVENES Y NO TANTO
Uno de los grandes parteaguas en la historia reciente del futbol mexicano fue en 2005. El Tri le enseñó al mundo una gran camada de jóvenes que se impusieron con un juego vistoso en el Mundial Sub-17, incluso goleando 3-0 a Brasil en la final.
Giovani dos Santos, Héctor Moreno y Carlos Vela tomaron protagonismo junto a Javier Hernández, Andrés Guardado y Guillermo Ochoa, pero el tiempo pasa y esa base está en el último tramo de su carrera.
Los de la generación dorada llegarían a Qatar con 33 años, mientras que “El Chicharito” lo haría con 34, Guardado tendría 36 y Ochoa, 37.
Si Martino quiere en realidad triunfar, tiene que comenzar un recambio y darle entrada a jóvenes talentosos como Diego Laínez (18), Edson Álvarez (21) e Hirving Lozano (23).
LA PRESIÓN
México tiene sed de triunfo, por lo que el Tri es una olla de presión; sin embargo, Martino tiene la piel curtida luego de haber dirigido a selecciones y clubes plagados de estrellas y que están bajo grandes reflectores.
Así que, “El Tata” va a tener que lucir esa fortaleza mental para que el proyecto no se venga abajo en los momentos difíciles y enderezar a tiempo el rumbo del barco.
IMPONER SU ESTILO
México mostró infinidad de caras durante la era de Juan Carlos Osorio. El colombiano era partidario de analizar a cada rival y con base en ello definir la alineación y el parado táctico, sin importar si tenía que realizar cambios entre partido y partido