Heimir Hallgrimsson es entrenador y dentista

El seleccionador islandés Heimir Hallgrimsson aplica en su trabajo sus conocimientos como dentista, profesión que sigue ejerciendo “dos o tres días al mes para no perder la práctica”.

“Ser dentista me ayuda mucho en mi trabajo”, declaró a la revista alemana Sport Bild sin querer entrar a valorar cuál de las dos profesiones es más complicada. 

“Con mis estudios de medicina aprendí todo lo relacionado con el cuerpo humano, así puedo valorar mucho mejor el estado físico o una lesión de un jugador”, explicó el afable estratega.

“Como dentista debo ponerme en el lugar de los pacientes. Algunos tienen miedo a la silla de dentista, otros están muy tranquilos. A algunos les puedo contar chistes, con otros tengo que estar totalmente serio. Con cada paciente me comporto diferente”, indicó sobre los pacientes que recibe en su consultorio que habilitó en la planta baja de su casa.

“Así pasa en el futbol. También me enfrento a diferentes personalidades. Me ayuda mucho para mi discurso, en el descanso, para encontrar el tono correcto”, comentó.

SOBREVIVIENTE. El seleccionador reside en la pequeña isla de Heimaey, con apenas 4 mil 300 habitantes. En ella hay dos volcanes, uno de los cuales hizo erupción hace 45 años, algo que Hallgrimsson recuerda aún. 

“Tenía cinco años. Fue espantoso ver algo así. El cielo se puso negro por la ceniza y la mitad de las casas fueron destruidas por la lava. La nuestra no se vio afectada. Gracias a dios no murió nadie”, relató. 

Los habitantes de la isla lograron salvarse gracias a las embarcaciones pesqueras. “Tuvimos suerte. El día anterior hizo muy mal tiempo, lo que evitó que los pescadores no pudieran salir a trabajar y permanecieron en el puerto”.

Y prosiguió con su relato: “Cuando el volcán entró en erupción, todo el mundo pudo escapar en los barcos y esperar un tiempo allí, hasta que se superó la catástrofe”.

HÉROE. Hallgrimsson ya es considerado por sus compatriotas como todo un héroe tras clasificar por primera vez en la historia del país a Islandia para una Copa del Mundo.

Tanto así que, incluso, narró también una de las anécdotas que conlleva esta fama repentina, como cuando en una de sus excursiones por la montaña un fan de Islandia le reconoció y le cantó el himno con la mano en el pecho y después le agradeció por lograr que su país entrara al Mundial de Rusia.