La boxeadora Arely Muciño no tiene miedo de discutirse contra el machismo en el ring

Por Christian Mendoza

Aunque el amor al boxeo le fue heredado por su padre, Arely Muciño no necesita permiso de nadie para subir a un ring y honorablemente medirse a golpes. Ha construido una interesante carrera, pero al mismo tiempo ha tenido que sortear los golpes de un machismo que menosprecia los guantes rosas. 

“Falta insistir mucho, porque esta disciplina fue considerada sólo para varones. El deporte nos hace empoderarnos cuando tenemos una función de primer nivel o internacional, donde nos van a ver muchas personas”, señaló la nacida en Monterrey, en entrevista con El Gráfico.

“La Ametralladora” Muciño no tiene miedo de apuntar contra la desigualdad de género. Es cuando más valor toma, para exigir con sus actuaciones y su voz que el pugilismo femenil se puede acercar al beneficio económico que se maneja en la categoría varonil. 

“Hoy en día el objetivo de nosotras, las boxeadoras profesionales, son los pagos similares al de los varones. Levantamos la voz porque es nuestro trabajo y ya nos están tomando en cuenta”, atizó la campeona mundial de peso mosca por la OMB.

Recuerda que en sus inicios ya perdía antes de ponerse los guantes: “Soy una boxeadora que ha peleado mucho por un trato digno. Me enfrenté con mis expromotores, porque me quitaron un título sobre la mesa y pagaban menos de lo que prometían”.

“Tengo una licenciatura en Ciencias del Ejercicio, por la Universidad Autónoma de Nuevo León. No tengo hijos y no estoy casada, pero mi historia ha sido de mucho trabajo, estudio y perseverancia. Hay amigas boxeadoras con carrera universitaria, que tienen que repartirse para estar con su esposo y sus hijos, además de entrenar. Todas somos un ejemplo vivo.

Arely es la primera regiomontana en ganar un título mundial y el próximo 13 de abril defenderá el título mundial de peso mosca de la OMB. Mientras, no dejará de sentirse orgullosa por apuntar de frente al machismo y noquearlo.