La luchadora Ludark encabeza la “Gran Lucha del Mundo”

Oculta tras una incógnita, la luchadora Ludark ha construido una fama ligada al arrojo sobre los cuadriláteros. Suele terminar bañada en sangre las batallas, transformando su rostro luchístico en una máscara deforme que se pierde tras el telón de los vestidores.

Ese trozo de tela salpicado de rojo que la ha seguido durante sus últimos años de vida, cuando se transforma en luchadora y que desde hace unas semanas se ha materializado sobre otro escenario, el de teatro. En él, ha dejado de ser la niña mala para convertirse en “Hermosura”, una modelo que rompe esquemas en la obra la “Gran Lucha del Mundo”.

Dos pasiones que se han fusionado en su tardes citadinas, “son muy similares, hay que vencer ciertos miedos, interactuar con el público y cambiar nuestra cotidianidad, espero cosas buenas de este proyecto. Llegué gracias a que buscaban una luchadora y a mi me gusta mucho el teatro. Desde chiquilla me desenvolví en este tipo de cosas, estuve en talleres de teatro y ahora aquí estamos”.

Pero no se trata de juego, al igual que en el pancracio las luchitas están lejos del profesionalismo. “Es distinto porque ya es algo formal, no se puede improvisar tanto, hay un director que te corrige, cosas que cambian pero estoy emocionada con el resultado. Acá entras a un ring, un escenario en el que tienes que mostrar ciertas posturas, proyectar algo a la gente, es muy similar en ambos mundos y al ser una fusión se enriquece”.

Ludark se reconoce como una esteta, jamás como actriz, “no me da pena salir al escenario. Hay detalles que me sacan de mi rol normal, mi personaje me saca de mi rutina. Nunca me ha gustado el rol de niña bonita y este personaje me aleja de mi circulo, así que si el teatro me sigue llamando, adelante, seguiré en él”.

AL CALOR DE LAS CALLES. Axel García es uno de los culpables de este sueño, productor y soñador que representa la compañía “Al Rescate”, que se unió con “La Quinta Teatro” para participar en la convocatoria que buscaba llevar una obra al Festival Internacional de Teatro Clásico, en Almagro, España, en el que México es país invitado y faltaba una obra de calle.

“Quisimos crear un espectáculo en el que podamos representar lo más mexicano que es la lucha libre, a manera de un teatro clásico. Berta Soní, dramaturga y actriz adaptó el Gran Teatro del Mundo al espacio de la lucha libre, en donde los luchadores están en contra del autor, lo cual se puede leer en muchos planos”, compartió García.

Aceptó que con la idea sentada, necesitaban redondear el concepto “porque aunque no lo parece es un tema delicado y requeríamos de un personaje fuerte, una luchadora que lucha donde y como quiere, fiel a ella misma y su estilo. Ludark era la indicada”.

La enmascarada ha entrado bien a su nuevo rol. Aunque no es fácil porque es teatro de calle y tiene sus detalles. “Es una persona noble que se ha integrado al grupo, propone, cuestiona y eso refuerza la idea de que el teatro y la lucha libre están hermanados. La ventaja es que ya tiene un lenguaje, es como si en la escuela de teatro llevara un par de años de avance. En cuanto a plantarse en el escenario y caracterización. Solo pulimos cosas de filigrana para la representación teatral, para eso ayuda mucho la personalidad de Ludark, ella suma al espectáculo”.

Fue un proceso acelerado en el que tuvieron que trabajar fuerte para llevar las ideas y el trabajo a un espacio abierto. “No es sencillo, es como una lucha en la calle, así de complicado, no puedes perder el ritmo, es duro atrapar la atención de la gente, nos va a poner en apuros, en la calle no se puede controlar nada”.

En lo personal, ha sido algo que ha fortalecido su vida en todos sentidos. “Estoy convencido de que la lucha libre es fundamental para el país, para la cultura de México y mi tarea es llevarla más al teatro. En Almagro vamos a dar un taller de lucha libre a los actores, explotar las herramientas que hay en esta disciplina que nos pueden ayudar en nuestro desarrollo como actores”.

Hay mucha lucha en su vida, no sabe si “el cuerpo aguante” pero espera que vengan nuevas generaciones que compartan su visión, “que no lo vean como un show dirigido a un solo público. Es un espectáculo que une a todas las clases sociales, ahí radica su importancia”.