BEISBOL MEXICANO
Liga Mexicana de Béisbol, base de los Campeones del Mundo
Hace unos días, varios de los peloteros que le dieron vida, levantaron el trofeo como campeones mundiales Sub-23
Foto: Archivo El Gráfico
Tres años alcanzó el proyecto de la Liga Invernal Mexicana de beisbol, enterrado al no ser un buen negocio. Hace unos días, varios de los peloteros que le dieron vida, levantaron el trofeo como campeones mundiales Sub-23 venciendo a Japón en Colombia, para demostrar que un circuito de ese tipo es vital en la consolidación de los peloteros nacionales.
Integrantes de una liga, la de verano, llena de peloteros extranjeros y naturalizados, los chavos se curtieron al fragor de esos torneos y varios de ellos fueron parte del campeón Diablos Rojos, que monopolizó los cetros invernales durante su existencia.
Nueve fueron los elegidos de las organizaciones que integran el grupo comandado por la familia Harp, y que pulieron su talento en la academia avecindada en San Bartolo Ocoyotepec, Oaxaca.
Orlando Piña, subcampeón con los Guerreros de Oaxaca en la campaña pasada, compartió la receptoría con el lagunero Daniel Mercado, pero sus números lo destacaron sobre el resto. El joven de 20 años oriundo de Ciudad Obregón, Sonora, conectó dos cuadrangulares, produjo ocho carreras y tuvo un porcentaje de bateo de .320.
Sus aliados en la batería de los Guerreros, Carlos Morales y Erick Casillas fueron vitales para lograr el título. El primero, maniató a los japoneses en la final durante ocho entradas, en las que apenas permitió un imparable. Y tras un par de relevos, su compañero de bullpen llegó para sacar el último out ante la artillería nipona.
Otro que estuvo desatado fue José Carlos Ureña, el toletero de los Diablos Rojos se despachó con dos cuadrangulares y se llevó los reflectores al sacar el out que significó el campeonato mexicano.
Oziel Flores, Julián Ornelas, ambos de Oaxaca; así como los lanzadores de los Diablos Rojos, Lenix Osuna, Esteban Bloch y Víctor Buelna completaron el pelotón surgido en los campos de la academia oaxaqueña.
FIGURAS
Tres nombres a destacar en el campeonato fueron los de los cañoneros Norberto Obeso y Roberto Valenzuela, además del pitcher Francisco Haro.
El primero, nacido en los Saraperos de Saltillo, forma parte de las sucursales de los Azulejos de Toronto en la Gran Carpa, calidad que demostró con el madero al convertirse en el tercer mejor bateador del torneo con .500 (26-13), sólo detrás de An-Ko Lin, de China Taipéi y Derwin Pomare, de Colombia. El de Hermosillo, Sonora, conectó cinco dobles, un triple, produjo cinco y anotó seis carreras.
Valenzuela, con origen en los Sultanes de Monterrey, dio batazos fundamentales y encabezó a su novena con tres vuelacercas a lo largo de la competencia, mientras que Haro lanzó uno de los tres juegos completos que se registraron en el Mundial, ante República Dominicana.
En total, realizó tres apariciones, dos como abridor y terminó con récord de 2-0 y efectividad de 1.93 en 14 entradas de trabajo. Sólo concedió una base por bolas y ponchó a 18, como un verdadero as de la lomita.