Una semana después del asesinato de Rebecca Cheptegei, corredora olímpica del maratón de 33 años, el karma ya le cayó al asesino.

Dickson Ndiema, exnovio de la atleta, la emboscó cuando Cheptegei volvía a casa después de acudir a los servicios dominicales de su iglesia. Escondido, llevaba consigo un bidón con 5 litros de gasolina con los que incendió el cuerpo de la competidora nacida en Kenia, donde también vivía.

Cuatro días después, el jueves, las quemaduras en 80% de su cuerpo terminaron por sofocar la existencia de la también sargento.

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Sin embargo, Ndiema no pudo evitar resultar gravemente quemado, por lo que este lunes también murió.

Según los datos de la policía local compartidos con la agencia de noticias Reuters, parte del combustible que vertió sobre su exnovia le salpicó el cuerpo, por lo que quedó atrapado en el fuego que provocó contra Cheptegei.

En un comunicado, el Hospital Moi, al que fueron llevados los dos heridos, detalló que el exnovio de la competidora “desarrolló insuficiencia respiratoria como resultado de las graves quemaduras de las vías respiratorias y sepsis, la que llevó a su muerte el lunes a las 18:30 horas (hora local), a pesar de las medidas para salvarle la vida”.

La muerte de la competidora, considerada como una campeona en Uganda aunque haya terminado en el lugar 44 del maratón, en París 2024, conmocionó al mundo, por lo que se esperaba que su victimario fuera juzgado y llevado tras las rejas por sus agravio.

Sin embargo, el karma se adelantó y falleció por las mismas razones que Cheptegei, cuatro días después en la terapia intensiva del nosocomio, aunque sólo sufrió la mitad de las quemaduras que su expareja.

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