Lucha libre
Se rinden ante la magia de la Arena México
Este sábado, el recinto luchístico cumple 63 años de actividades, así que el Último Guerrero y el japonés Okumura recuerdan cómo fue su primera vez en ese cuadrilátero
(Foto: Archivo El Gráfico)
La Arena México es territorio de tragedias y hazañas. Enlonado fértil para los osados y cementerio para los débiles. Un espacio donde se rinde con llaves y se conquista con lances, que este sábado cumple 63 años de actividades, más viva que nunca pese al paso del tiempo.
Miles estetas han caminado por sus pasillos, para todos, un honor inigualable que tienen derecho a presumir. “Es mágico pisar este ring. La primera vez que estuve aquí fue una sensación increíble, lo hice con la mente en ser estrella y logré ser estrella”, recuerda el Último Guerrero, con la mente perdida en su pasado, aquel en el que ahí descubrió a Mr. Águila para dar el salto a otro nivel.
Y así lo conocen, como un luchador de otro nivel. Fama que confirmó destapando al Villano V en un combate que aún retumba en la memoria del lagunero, sobre todo, por el lugar en el que la conquistó. “La Arena México es muy especial por el hecho de que fue construida para la lucha libre. En ningún lado del mundo hay un espacio exclusivo para eso, es su esencia”.
Así que no lo duda. “La gente que no la conoce, cuando entra siente de inmediato la vibra de la lucha libre y queda impactada. No puedo decir cuál es el momento más importante que he tenido ahí en mi carrera, porque aún me restan muchos años en este mundo fantástico, pero el peor lo tengo muy claro”.
Haber perdido la máscara en la México fue un momento triste. Pero hasta caer sobre esa lona da prestigio. “Sentí un frío indescriptible, porque aunque estamos preparados para ganar y perder, uno se acostumbra a otras cosas. Nadie piensa en la derrota y de ella aprendí más. No me caí, prometí que me iba a levantar, porque José hizo a la máscara e iba a mantener al Último Guerrero sin ella, lo logré. Conectar con la gente sin el espejo que traía, se emocionan cuando los volteas a ver y hay una gran relación. Eso solo pasa en esta arena”.
Y con el deseo de seguir muchos años más como gladiador, le desea a la México una eternidad de emociones. “Que hayan muchos años más y que ojalá las próximas generaciones recuerden el nombre del Último Guerrero y mi trayectoria en este gran escenario”.
Con un origen muy distinto, a muchos kilómetros de distancia, el japonés Okumura aprendió a querer tanto a la México como el Guerrero. Hace casi 15 años la conoció y fue rendido por su magia.
“Es el máximo escenario de la lucha libre del mundo. La primera vez que me presenté sentí muy distinto a otras arenas en las que había tenido experiencia, fue algo impresionante la reacción que ofrece la gente a tu trabajo”, advierte.
No lo oculta, “todos los luchadores de cualquier parte del mundo quieren participar alguna vez en una función de la Arena México, o al menos conocerla".
Su historia con la México está poblada de buenos y malos momentos, todos dignos de valorar. "He ganado y perdido en este lugar, me he lesionado muchas veces. Sonrisas y tristeza. Ahora no puedo luchar porque estoy recuperándome de una operación pero extraño mucho este ring. Mi objetivo es regresar más fuerte a la Arena México”.