Con la vista en la Luna

El próximo 20 de julio se cumplirán 50 años de la llegada del hombre a la Luna, hazaña más recordada de la época dorada de la conquista espacial. Cinco décadas después, lejos de haber despejado muchos de los enigmas que rodean a nuestro satélite, este sigue planteándonos interrogantes.

Esta semana se dio a conocer que los científicos han detectado un bulto metálico en la cara oculta de la Luna. Un estudio publicado en la revista Geophysical Research Letters asegura que hay un “exceso de masa” a cientos de kilómetros bajo la Cuenca de Aitken, un cráter de dos mil 500 kilómetros. Lo que los científicos llaman “exceso de masa” es una anomalía metálica cinco veces más grande que Hawaii.

Los científicos explican que se percataron de su existencia, gracias a los datos recopilados por dos misiones de la NASA: la sonda Lunar Reconnaissance Orbiter y el Laboratorio Interior de Recuperación de Gravedad. 

El hecho de que esa misteriosa masa esté en un cráter hace pensar a los científicos que puede tratarse de un meteorito metálico de enorme tamaño que habría sido el responsable de crear esa cuenca, tras su impacto, hace unos cuatro mil millones de años. También barajan la posibilidad de que se trate de un océano de magma rico en metales que se solidificó tras el impacto que formó la Cuenca de Aitken. Tampoco falta el que opina que se trata de una base extraterrestre lunar ubicada en las profundidades de la cara oculta. Noticias como esta son las que demuestran el interés de explorar sus confines en busca de respuestas. 

Desde que la agencia espacial china, que inició la misión Change 4, aterrizando un robot en la cara oculta de la Luna, Estados Unidos ya pretende volver a la Luna en 2024. El presidente Donald Trump ha aumentado el presupuesto de la NASA en mil 600 millones de dólares para que esa misión se lleve a cabo y coincida con su último año de mandato, en caso de ser reelegido. 

Intentarían aterrizar en la cara oculta, y la misión incluiría una mujer. En honor a la inclusión de la mujer en este proyecto, la agencia espacial estadounidense ha anunciado que la nueva misión se llamará Artemisa, diosa de la Luna para los antiguos griegos y según la mitología clásica, hermana gemela de Apolo, nombre que se le concedió a la misión que puso a los humanos en la Luna el 20 de julio de 1969. 

Esta vez, los estadounidenses no se limitarán a pasear sobre la superficie lunar; su intención es crear una base humana en la Luna y llevar material científico y electrónico de última generación que nos ayudar a resolver los misterios lunares. 

Desde esos destellos sobre su superficie que a diario observan los astrónomos y para los que, de momento, no tienen explicación, hasta el bulto metálico que ha hecho soñar a más de uno con el descubrimiento inminente de civilizaciones más allá de nuestro planeta. 

Tendremos que esperar unos años para convertirnos en esa generación que volvió a ver al hombre en la Luna, e incluso en mundos más lejanos como Marte. Si no perdemos de vista nuestro objetivo, es posible encontrar respuestas.