Si hiciera una lista de los mejores tacos del DF, “Tacos Manolo” ocuparía los primeros lugares. Con una exclusiva preparación de la carne, sus tacos de bistec suave y condimentado, no pueden compararse en calidad, ni en sabor, con cualquier otro taco de la ciudad.
El olor resulta irresistible cuando pasas cerca del local. Por el aroma del tocino frito, la cebolla y el cilantro, y los dos trompos de carne dorada que giran en la entrada del lugar, es imposible no acercarse a preguntar por el menú.
Tacos de bistec a la parrilla, arracheras, alambres, tacos de pastor y otras apetitosas especialidades, se sirven en porciones generosas y llevan el sazón de las viejas manos de Manolo, quien comenzó el negocio hace 28 años con un triciclo adaptado para vender tacos de guisado.
Video: Paola Ascencio
Después de cinco años de vender sus tacos entre las calles de su colonia, a Manolo se le presentó la posibilidad de ocupar un puesto callejero. Cuenta que al abrirlo por las noches sus tacos de guisado cambiaron por los de bistec. También dice que nadie creía que su negocio prosperaría, porque la calle carecía de alumbrado y pasaba poca gente.
Manolo no se resistió a la oportunidad de manejar su propio local. Por eso, al experimentar con la carne para obtener un mejor sabor, añadió tocino triturado y cebolla machacada.
El olor atrajo a cientos de personas a su puesto de metal y el sabor del primer “Taco Manolo” conquistó más allá de los alrededores. Ahí nació su especialidad.
Pero su alquimia en el sabor no se quedó en el “Taco Manolo”. A petición de un cliente, el cocinero añadió queso a su especialidad. Para evitar que éste se pegara la plancha, Manolo decidió envolverlo en papel aluminio. Y nació el “Queso Manolo”, platillo característico de su vieja taquería.
Hoy, su local es de gran tamaño y la cocina es una demostración culinaria. Las tortillas, por un lado, se fríen alineadas con el jugo de la carne que gotea del trompo de pastor, mientras un cocinero envuelve los trocitos de carne en aluminio, para gratinarlos con queso.
Engullir esos tacos es una experiencia ‘celestial’. Y es que la textura de la carne, es tan suave que se deshace en l paladar. En sus tacos, el sabor a cebolla es casi invisible; sobresale el tocino, pero no avasalla.
Si prefieres salir de lo convencional, el ‘Juanga Manolo’ te va a encantar. Envuelto en pan árabe, calientito y dorado a la plancha, su taco es crujiente y suficiente para comer una sola vez.
Además, no puedes perderte su salsa de cacahuate, que aunque picosa, se disfruta, y el agua de horchata preparada de manera casera y natural.