David y Alaide se conocieron mientras ambos estudiaban en la UNAM. Nunca se hablaron, no eran amigos, sólo se cruzaron algunas veces por los pasillos de la FES Aragón. Pero un buen día, las paredes los unieron.
David Sandoval tiene 24 años, una licenciatura en Relaciones Internacionales y mucha inquietud. Le preocupa su país, ese en el que el nivel de lectura es tan bajo que ni su presidente pudo mencionar tres libros que le hubieran marcado la vida.
Entre 2007 y 2008, David estudiaba en el CCH Vallejo pero viajó mucho a Monterrey, algunas veces por temporadas largas. En uno de esos viajes, descubrió que las paredes regias gritaban algo que le atrapaba. Aquellos muros gritaban poesía. Investigando, preguntando por las calles, David supo que aquellas palabras, esos fragmentos de poesía que provocaban a la gente detenerse frente a un muro a leer eran parte de un movimiento cultural que nació en 1996, como una idea del escritor Armando Alanis Pulido.
Muchos tal vez han sabido de Acción Poética gracias a la fuerza comunicativa que hoy tienen las redes sociales; sin embargo, en los años noventa la realidad de la comunicación para los jóvenes era muy diferente. Las redes sociales no existían. Pintar paredes pasó de ser un acto vandálico a ser un movimiento artístico. El graffiti se fue perfeccionando al grado de que hoy es conocido como Street Art en los círculos culturales urbanos. Pero pocos veían el potencial que los muros tienen también para la promoción de las letras. Armando Alanis tuvo esa visión.
Aunque muchos pensaron que poner una frase en una pared y firmarla como Acción Poética era suficiente para dar continuidad a esta ola, lo cierto es que detrás de Acción Poética hay reglas de estilo. Las frases se pintan sobre una barda blanca, no deben tener más de ocho palabras y son escritas con pintura negra y letras de molde en mayúsculas.
Doce años tuvieron que pasar para que el movimiento creado por Armando en Monterrey tuviera una verdadera filial en otra ciudad. Esa fue Acción Poética Ciudad de México, y fue justamente David Sandoval quien decidió tomar la estafeta y continuar con la redefinición de la poesía urbana en nuestras calles. Un tiempo le ayudó un amigo.
Mientras David seguía buscando bardas para pintar, Acción Poética se comenzó a regar por el mundo y cada vez más personas buscaban a Armando Alanis para reproducir el movimiento en su ciudad. Hoy, Acción Poética tiene presencia reconocida en 32 países y acaba de recibir el Reconocimiento a las Buenas Prácticas Latinoamericanas en Cultura, otorgado por el Ministerio de Deporte y Cultura de España.
Pero pintar solo no es fácil, es difícil que la gente comprenda que esto no es vandalismo, sino embellecimiento de sus muros. Así que el avance ha sido lento. Incluso a veces las pintas no duran mucho, pero con que una persona se detenga a leer, ya habrá un pequeño cambio.
Así que hace un año, David puso en la página de Facebook de Acción Poética Ciudad de México una invitación para que quien quisiera colaborar con el movimiento se uniera. Entonces llegó Alaide Florencio. Fue en la charla que tuvieron para saber si ella contaba con la preparación que el compromiso requería —cultura literaria y excelente ortografía eran requisitos básicos— donde ambos recordaron haberse conocido en los pasillos de su escuela. Con el tiempo, el amor nació y en enero de 2014 se hicieron novios.
“Dos cabezas piensan mejor que una”, me dice David, quien afirma que Alaide llegó a aportar ideas frescas, como que en 2014 hicieran un homenaje al centenario de Octavio Paz usando sus frases para escribirlas en las paredes de la ciudad.
Más de 100 bardas han sido intervenidas por Acción Poética en el DF y van por más. Siguen abiertos a la gente que quiera sumarse en esta cruzada por devolver la esperanza de las letras a las paredes de esta gran ciudad, tan necesitada de humanidad.
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