—¿Quién es Paul Stanley?
—Ah caray, eso de definirse uno mismo es difícil, puede de repente sonar que uno es muy egocentrista o que no te quieres. Soy un chavo que es desentendido de las complicaciones de la vida. Me he dado cuenta que no tiene caso estarse agobiando por la problemática del día a día, pero intento tomarme más ‘light’ la vida, muy rápida, el día de mañana nos vamos y entre las cuestiones que nos hacemos todos los días de que si hay o no hay otra vida, pues, si no hay, que el tiempo que nos queda aquí, hayamos pasado lo mejor. Soy un chavo responsable que ama a su familia, entregado a su trabajo y me encanta hacer feliz a la gente.
—¿Eres un chavo ‘terremoto’, naciste el 20 de septiembre de 1985?
—Así es.
—¿Eres muy movidito como el sismo de ese año?
—Ja ja ja, sí pero también soy muy flojo, eh. La verdad es que por mi chamba siempre estoy pensando estrategias y qué voy hacer, pensando en lo demás, y tratando de solucionar muchas cosas de mi vida. Soy muy movido: pero también me gusta el contacto conmigo mismo… ja ja ja, ojo, voy a aclarar qué tipo de contacto, bueno, todo tipo también, ¿por qué no? Pero sí soy un chavo preocupado por la chamba, muy trabajador y me gusta estar conmigo mismo, disfrutar de la casa.
—¿Qué te identifica con Gabriel Madrigal, tu personaje en Amor de Barrio?
—Pues este chavo es un cantante de cumbias, entonces el amor diario y el creer en su proyecto de vida, a pesar de que la gente no crea mucho en él, pues me identifico. Yo soy un chavo que, la verdad, ha habido momentos en los que me han querido cambiar. Y yo creo mucho en lo que hasta ahora he construido y no ‘he quitado el dedo del renglón’ e igual Gabriel, ‘tampoco quita el dedo del renglón’.
—¿Qué podemos esperar de Amor de Barrio?
—Pues muchas cosas. A veces uno pinta las cosas majestuosas. No voy a decir que estamos ‘descubriendo el hilo negro’, no voy a decir que Amor de Barrio es otra novela…no, no, no. Tal vez es el cliché de los ricos y los pobres. Pero lo que sí te voy a decir es que es una novela con un contacto con la gente, con el día a día que vivimos en el México de hoy, donde lamentablemente las clases sociales pues sí nos dividen mucho, pero al mismo tiempo nos unen. Por ejemplo, el amor de salir todos los días a ‘partirse la cara’ y buscar el amor, el dinero y todas las bendiciones de la vida.
—¿Eres bailador?
—Pues sí me gusta la fiestita, no soy buen bailador; pero me gusta la fiestita.
—¿Si te pongo ‘La Guaracha Sabrosona’ la bailas?
—¡Ah sí, sí!
—¿Qué otra canción te gusta bailar, con cuál te prendes?
—Este…¡ájale! Pues mira, me gusta mucho el barrio. La verdad es que donde crecí era todo ese tipo de música, de color, de amigos, y sí me sé todas. Me aviento desde las del Rigo, Chicho Ché…
—¿Pasando por Margarita ‘La Diosa de la Cumbia’ y La Sonora Santanera?
—¡Sí! Soy fan de la Sonora Santanera...
—¿Con cuál te pones a bailar de la Santanera?
—¡‘La Boa’! Es buena, cómo no… Fue en un cabaret, donde te encontré bailandooooo, Ayyy.
—¿Qué has sacrificado para llegar a dónde estás?
—Pues mucho tiempo con la familia, mucho tiempo también con un mismo. De repente digo: ‘Uta, hoy quisiera no hacer nada, no levantarme, pensar, relajarme’, pero no puedo. No puedo darme esa gozadera, porque tienes que cumplir con las obligaciones, con la palabra que es algo bien importante….
—¿Ahora más que eres restaurantero?
—Sí, gracias a Dios cumplí otro de mis grandes sueños, que fue abrir un restaurante. Me asocié con mi primo y gracias a Dios nos está yendo súper bien.
—¿Te metes a la cocina o solamente supervisas?
—Yo hago de todo. Cuando estoy ahí ayudo mucho andando de mesero, de garrotero, de todo.
—¿No se te quema el agua?
—No. Yo la verdad que si no hubiera sido todo esto que amo, me hubiera gustado estudiar gastronomía.
—¿No se te bate el arroz?
—No, no, no. Se me baten otras cosas, pero el arroz no. Ja ja ja.
—¿Cómo cuáles cosas se te baten?
—Pues depende lo que tenga en la mano, ja ja ja.
—Si tu vida fuera un programa de televisión, ¿cómo cuál sería, La Rosa de Guadalupe, Como Dice el Dicho o como La Señorita Laura?
—Yo creo que sería más bien como En Familia con Chabelo, porque ya lo dice Chabelo: “Siempre llegan más sorpresas, más regalos… vámonooooos”. Y siempre al final está la catafixia o la que te asfixia, porque nunca sabes qué te va a tocar.
—Y de tu vida, ¿qué te gustaría catafixiar?
—Pues sin duda la muerte de mi padre. Hoy la tomo con una filosofía de vida y esa frase tan cliché de “las cosas pasan por algo”. Pero pues sí, tal vez si no hubiera pasado eso, no sería hoy quien he llegado a ser gracias a mi esfuerzo.
—¿Te cuesta trabajo perdonar?
—Es que es difícil. La verdad es que uno perdona, pero no olvida. Pero me he dado cuenta, hoy por hoy, que no es que me encante estar viviendo todos los días con ese monstruo que no nos deja que es el odio, y no tiene caso estar todos los días pensando en eso. Sin duda alguna, el tiempo es el mejor amigo para pasar desapercibidos esos malos momentos.
—Si estuvieras junto a tu papá hoy, ¿qué le dirías ahora que inicias un proyecto?
—Yo creo que es la zozobra de siempre, que si él estaría orgulloso de lo que hoy soy. Tal vez no soy la mejor persona, pero tampoco soy la peor. Soy un chavo dedicado a lo que amo, cuido a mi familia y no sé, esas preguntas sin respuesta pues son las que duelen, pero espero que él donde quiera que esté, esté orgulloso de este homenaje que le rindo todos los días y para que todo lo que dicen de Stanley siga perdurando.