El tío gay es el más ‘alcahuete’ de todos los tíos. Consigue los mejores permisos para salir, enseña los mejores pasos de baile, ayuda con las tareas, siempre está de buen humor y da los mejores consejos.
Una amiga —tiene un hermano gay— me dijo un día que todos los niños deberían tener un tío gay.
Saben de todo, de historia del arte, de moda, de deportes, de salud, de música (actual y pasada), conocen por su nombre todos los pasteles en cualquier menú de restaurante, nadie aconseja tomar mejor café ni mejores zapatos para ir de fiesta.
El tío gay es —mayoría de veces— guapo y bastante presumible con las amiguitas y las tías solteronas de las mismas. Huelen siempre bonito y son muy apapachadores.
El tío gay generalmente tiene buena oreja y sabe escuchar eso que los padres no tienen tiempo o que sus hijos temen decirles. Nunca pondrá al hijo (a) en contra de su familia, pero siempre le dará una buena salida al conflicto, sin que las partes salgan afectadas.
Siempre contesta las llamadas o los textos por el “whats” y si es necesario, se hace presente de inmediato para salvar cualquier situación difícil.
El tío gay sabe los mejores chistes y saca las más estruendosas carcajadas con sus ocurrencias.
Puede bailar como Michael Jackson o como Vitola con tal de hacer reír a sus sobrinos, no importa si hace el ridículo. Para los chavitos, es un héroe y es el más ‘chido’ de toda la familia.
Cuando hay lágrimas sabe cómo secarlas y cómo dar apretoncitos al corazón y hace lo mejor que puede para arrancar una sonrisita después de la tragedia.
También puede ser enérgico cuando observa malcrianza y malos modales.
Defiende la autoridad paterna y maternal, y hace ver a los sobrinos que están fuera de lugar y que esa no es la manera correcta de actuar con sus padres.
Tratan de no involucrarse mucho, pero exponen su punto de vista y al paso del tiempo reciben el famoso: “Tenías razón, tío”.
Ahora que vienen estas fechas navideñas, de abrazos, de regalos, de posadas y de mucho sentimiento, no olviden darle un poquito del mucho cariño que reciben del tío gay. No olviden que el tío gay es el que siempre da los mejores regalos en Navidad.
Ese tío tan querido, alguna vez nos acompañó a la clase de natación, a aprender a patinar, a hacer una piñata, a subir un cerro, a montar la pastorela, a fumar el primer cigarro a escondidas, a echar la primera copa sin miedo y con responsabilidad, a pintar una pared, a compartir un libro, a correr como locos ‘a ver quién llega primero’ y a muchas cosas más.
El tío gay no adopta ni alquila vientres porque en sus sobrinos (as) sublima todo el amor que lleva por dentro y que le da motivos para sonreír siempre.
Los padres están para educar, el tío gay para consentir.