BANQUETERA

22/05/2015 04:00 Paola Ascencio Actualizada 00:47
 
Es bien sabido que comer tacos es parte de los mexicanos, de guisado, de canasta, de tripas, suadero o pastor, los tacos  nos distinguen por tradición. Pero para saber si un taco es de buen sabor siempre hay que saber distinguirlo por un rico y plácido olor. 
 
Hay olores que agradan y olores que atrapan. Y estos tacos, en el barrio de Tepito, son definitivamente de los que atrapan. Pues con un penetrante, pero antojadizo aroma, no hay quien se resista a comerlos, después de olerlos.
 
Rompiendo los esquemas de los típicos entre los del Barrio Bravo, los “Tacos de hígado” de don Martín se pueden percibir desde unas cuantas cuadras lejanas al local. 
El vapor que emerge de su pequeño lugar de banqueta es la señal de que vas por buen camino; el aroma a cebolla, carne y limón te acercan cada vez más al paraíso de sabor. Pero la larga fila de comensales degustando el mejor de los manjares, los delata. 
 
Bajo una resplandeciente lona de color amarillo, Martín Ramírez Ruiz resguarda, desde hace 43 años, los mejores tacos de hígado del Distrito Federal. Comenzaron cuando se le dio la oportunidad de cumplir el sueño que tenía desde corta edad. Cuenta que a los cinco años, su madre le enseñó a cocinar, pues el día en que falleció su papá aprendió que tenía que trabajar para salir adelante. 
 
Así, con la ayuda de su madre cocinera —quien le consiguió empleo en unas cuantas taquerías de su colonia—, Martín aprendió a cortar, preparar y aderezar cualquier tipo de carne, para elaborar tacos a la preferencia del comensal. Con el tiempo, Martín se casó y comenzó a trabajar vendiendo flores en el mercado de Jamaica, guardándose en el corazón la ilusión de poner su propio local de comida.Y respondiendo al llamado de su vocación, con la posibilidad de situarse en el mercado de Tepito, cocinando la carne que dominaba mejor, tuvo la oportunidad que siempre había esperado y no la dejó pasar.  
 
El sabor de sus creaciones no hay quien lo iguale. Sea por la pasión con la que los empezó o por el jugoso sazón de su experiencia como taquero, lo seguro es que de sus tacos de hígado, repletos de un extravagante y encebollado sabor, no hay quien se vaya sin comer al menos dos.
 
La especialidad siempre es la misma: tacos de tierno y suave, pero bien cocido hígado, que se sumerge y se prepara en su cóncava plancha de metal. 
Con una cocción medida por la práctica del taquero más codiciado del barrio, las gruesas tajadas de carne fresca pasan del crudo y rojizo color a un tostado y anhelante marrón.
 
Para acompañar, la salsa especial de la casa no puede faltar, con una combinación de chile morita, chile cuaresmeño y ajo, su extremo picor, afamado entre la colonia, se conjunta al sazón del hígado. Creando un platillo delicioso que realza su sabor con gotas de limón.

 

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