Araceli y Daniela son dos mujeres que se extraviaron en la ciudad de México. A diferencia de otros casos, en estos no se puede presumir que fueron originalmente privadas de la libertad con violencia o engaños. Sin embargo, sus condiciones de salud las ponen en un alto riesgo de vulnerabilidad.
Araceli Leal Zaldívar, de 46 años, desapareció el 3 de agosto de 2015. Ella vive en Veracruz y presenta un cuadro de trastorno bipolar, que se manifestó cuando ella rebasaba los 30 años. Antes de eso estaba casada y con hijos. Sin embargo, una vez que se enfermó regresó a vivir con su mamá y su trastorno fue tratado en Orizaba.
Pero los hermanos querían buscar un mejor médico, así que a inicios de este año la trajeron al Distrito Federal, donde lo primero que les dijeron fue que Araceli debía tratarse un desajuste de la tiroides antes de cambiar su tratamiento siquiátrico.
Pasó un par de meses en tratamiento de tiroides, pero durante ese tiempo debió suspender sus otros medicamentos. Así que se encontraba desorientada para inicios de agosto, cuando vino por última vez a la ciudad de México acompañada por una de sus hermanas, Eloísa Leal, de 46 años, y quien vive en Hidalgo.
El 3 de agosto, las hermanas fueron a la consulta en la zona de hospitales, cercana al metro Chilpancingo. Tuvieron la buena noticia de que Araceli fue dada de alta por el endocrinólogo y ya se encontraba lista para un nuevo tratamiento siquiátrico. Salieron tarde de consulta y debieron hacer un par de mandados más. Tomaron el metro con rumbo a la Central Camionera del Norte para tomar transporte a Pachuca.
Eloísa recuerda que Araceli se encontraba de mal humor porque no habían comido y ya era muy tarde, ya casi daban las 10 de la noche. Pero no tenían tiempo de detenerse a cenar, ya que estaba por salir el camión de las 10:20 de la noche y si lo perdían saldrían de la ciudad ya muy tarde.
Iban a cruzar la calle para llegar a la central. Eloísa se adelantó, pero el semáforo cambió y Araceli quedó detenida por el tráfico. Eloísa vio a su hermana, se adelantó unos pasos y cuando volteó de nuevo Araceli había desaparecido. Esa noche la buscó en toda la central y los alrededores. Salió con rumbo a su casa pasada la medianoche, esperando verla caminando sobre la carretera. En las cámaras de seguridad de la terminal no se registra el momento exacto del extravío de Araceli. Hasta la fecha la familia no ha sabido nada de ella.
María Isabel Castellanos Salinas recuerda la primera vez que su hija Daniela tuvo una crisis de esquizofrenia. Tenía más de 18 años (la mayoría comienza un poco antes, alrededor de los 15.) Sin embargo, en retrospectiva su madre recuerda que unos años antes empezó a fallar en la escuela. Era un signo temprano de la enfermedad, pero la familia no supo distinguirlo.
Aunque la enfermedad de Daniela se manifestó un poco tarde, casi desde entonces perdió amigos o novio, dejó de ir a la escuela y quedó recluida en casa. La crisis la dejó completamente incapacitada.
Ahora Daniela Saucedo Castellanos tiene 29 años y casi 10 años de vivir aislada del mundo. El 13 de agosto pasado salió de su casa en el Pedregal del Maurel y no ha regresado. Ese día eran aproximadamente las 4:30 de la tarde, la joven tomó un poco de dinero y se fue.
Al principio la familia esperaba que apareciera en lugares ya conocidos por ella. Por ejemplo, a Daniela le gustaba mucho ir a una tiendita que se encuentra por el rumbo de la casa donde vivieron hace años, muy cerca del centro de Coyoacán. En otra ocasión se fue a un café, también en el centro de Coyoacán. De hecho, ahora han reportado que la vieron por ahí. Sin embargo, hasta la fecha la familia no ha tenido ningún contacto con ella.
Daniela no tiene teléfono celular ni Facebook, es una joven que perdió contacto con el mundo exterior, está vulnerable. La han buscado en albergues, iglesias, semefos, hospitales. No han hallado rastro de ella.