ESCÁPESE

24/05/2015 00:57 Viridiana Ramírez Actualizada 00:57
 

El ‘alucín’ visual es inmediato. En Casa Caracol, parece que las mariposas gigantes de alas azules saben el camino a los tipis. Su vuelo conduce hasta las casitas cónicas de concreto que asemejan el hogar de los antiguos indios norteamericanos.La realidad es que este refugio, a 300 metros del jardín surrealista del inglés Edward James, en el Pueblo Mágico de Xilitla, que forma parte de la Huasteca potosina, es un hostal para 21 huéspedes dispuestos a disfrutar y hasta reconciliarse con la naturaleza.

Entre los árboles de papaya, plátano y cafetales se puede escuchar música chill, psybient y jazz que incitan a meditar o a tumbarse en las hamacas para leer o admirar el entorno selvático.

La palapa central es donde se reúnen los huéspedes para cocinar o dar rienda suelta a su creatividad artística, ya sea tocando algún instrumento o pintando sobre óleos. Hay talleres de danza, acrobacia y fotografía.

Los fines de semana proyectan cine mudo, que es musicalizado en vivo y, en la misma palapa, hay un tapanco para contemplar las copas de los árboles dentro de un jacuzzi.

Para degustar una taza de café o una copa de vino está la placita de la Luna, un anfiteatro con piscina de agua de manantial, que durante el verano se convierte en la mejor butaca para ver el vuelo de las luciérnagas.

También hay un jardín escultórico y un laberinto con salida secreta a unas pozas de aguas cristalinas y templadas.

De noche, la galería La Casa Morada, otro rincón de Caracol, se transforma en bar y champañería con tapas españolas. El espacio fue diseñado por el arquitecto Frank Lloyd Wright, en los 50, y exhibe los moldes que se utilizaron para construir las esculturas del jardín surrealista.

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