El verdugo de mujeres | Asesinos Seriales

31/07/2015 06:00 Ricardo Ham Actualizada 11:57
 
Pedro escapaba rápidamente por las diminutas calles del barrio, una decena de personas le seguían  muy de cerca la pista, el linchamiento sería inevitable, lo angosto de las calles y la rabia de los perseguidores no vaticinaban ningún final feliz. Los rostros de los habitantes del barrio oscilaban entre la desesperación, miedo, venganza y la violencia, todos querían hacerse justicia por propia mano, golpearlo hasta saciar toda la sed que durante varios años se fue acrecentando más y más.
 
Él no tenía escapatoria, su mente le gritaba que sintiera miedo, que se arrepintiera de todo lo que había hecho, pero la propia psique  no lograba sentir nada, apenas su instinto de supervivencia  le obligaba a mover las piernas y buscar una oportunidad para ponerse a salvo. 
 
Mientras corría regresaban a su mente los cientos de rostros casi infantiles de las jovencitas que había violado, torturado y asesinado desde hace muchos años atrás.
VERDUGO.Él era capaz de recordar cada grito y súplica de las más de 300 mujeres que cayeron muertas ante las tremendas manos de Pedro Alonso López, ‘La Bestia de los Andes’.
 
Desde niño Pedro Alonso López supo convivir con la violencia, su madre lo corrió del hogar con tan solo 9 años de edad, debido a que trató de violar a una de sus hermanas, para él la práctica sexual y la violencia eran cosas de todos los días, en varias ocasiones miró a su madre  prostituirse para llevar un poco de pan a la mesa, ella soportó los golpes que muchos ebrios le propinaban, pues  encontraban mayor placer en el dolor que en el sexo.
 
camino a la violencia.Tras encontrarse solo en Colombia, Pedro Alonso cayó en la manos de la indigencia y la vagancia, las calles le mostraron su peor rostro, fue violado en repetidas ocasiones, al caer a prisión sufrió nuevamente de un ataque sexual en el que mató a su agresor en defensa propia. Nuevamente en la indigencia, Pedro Alonso inició un recorrido por Perú, Ecuador y  Colombia, sembrando en cada uno de los países al menos un centenar de víctimas, todas ellas jovencitas.
 
Tras caer en las manos de un grupo de habitantes ecuatorianos, Pedro Alonso López inició un extenso recital de declaraciones en los que aceptaba haber cometidos cientos de asesinatos, ante la incredulidad de sus captores, les ofreció un tour en el que por lo menos se encontraron medio centenar de cuerpos de jovencitas reportadas como desaparecidas. 
 
La policía ecuatoriana logró encerrarlo durante 16 años para posteriormente deportarlo a su natal Colombia, país que lo declaró enfermo mental con un diagnóstico de esquizofrenia paranoide, eso le permitió librarse de cadenas muy largas que se limitaron a una estancia de tan solo 3 años en un sanatorio mental, del cual salió en 1988.
 
Pedro Alonso López dejó de asistir a reportarse cada mes como se lo ordenaba la justicia colombiana, en 2002 se le perdió el rastro, se especula sobre una ejecución extra judicial en manos de los familiares de sus víctimas.
 
 
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