En el momento en que Robert Ressler acuñó el término serial killer, ignoraba que la cinematografía mundial se llenaría los bolsillos explotando esa denominación.
El ex agente del FBI también ignoraba que uno de los más grandes monstruos seriales surgiría en la Unión Soviética y sería, aparte de pedófilo y caníbal, miembro del partido comunista. Andrei Romanovich Chikatilo escandalizó la opinión pública mundial al confesar sin empacho alguno la forma en que mató, violó y masticó decenas de niños durante una década.
La culinaria vida de Andrei Chikatilo ha sido llevada a la pantalla un par de ocasiones, la primera de ellas fue un telefilme realizado en 1995 por HBO llamado Citizen X, filme muy cercano a la verdadera historia del caníbal ruso y de la verdadera cacería de la que fue objeto; la cinta protagonizada por Stephen Rea y Donald Sutherland en los papeles del Forense Burakov y el coronel Fetisov respectivamente, es considerada como una de las mejores historias de asesinos reales llevada a la pantalla, sin embargo, Ciudadano X pronto deja ver su tendencia pro yankee echando a perder un extraordinario trabajo de adaptación cinematográfica.
Por otro lado, la más reciente película basada en los asesinatos de Rostov es Evilenko, cinta estrenada sin pena ni gloria hace un par de años en el Festival de San Sebastián y que nunca llegó a México de manera comercial ni tampoco pasó por los siempre innovadores puestos tepiteños. Lo que se aparentemente podía ser un filme por demás atractivo debido a la referencia de Citizen X y la muy seductora leyenda de Andrei Chikatilo, resultó en uno de tantos filmes donde el personaje rebasó por mucho a los realizadores.
La cinta es encabezada por Malcom McDowell, (quien ya antes había encarnado al llamado Green River killer en la cinta “El Barbero”), es dirigida por el multifacético David Grieco (periodista, escritor, actor, guionista y productor) quien simplemente decidió filmar su propia novela llamada “El comunista que comía niños”.
Aunque Evilenko cuenta con una decente actuación de McDowell, y un par de escenas que hacen que la piel se enchine (una de ellas cuando el profesor Evilenko ataca a un niño en el baño del tren) no se trata de una cinta que logre introducir al espectador en la historia del caníbal, mucho menos a la mente del homicida de niños, ni tampoco a la absurda política soviética que negaba la existencia de todo indicio de un serial killer de peso completo. Evilenko transita por la autocomplacencia de un director poco experimentado pero con el dinero y deseo suficientes para alargar la vida de una obra literaria propia llevándola al cine y después al DVD.
Evilenko no explota la personalidad del Chikatilo real, tampoco se acerca al horror que significó el juicio del maestro ruso, simplemente se limita a reinventar y prácticamente caricaturizar a uno de los grandes personajes del homicidio serial en Europa. Si a esto agregamos los diálogos verdaderamente estúpidos que tiene el protagonista en los que se dirige a su pene como un personaje más de la trama, y la forma infantil en que el guionista y director pone fin a la vida criminal del filólogo comunista, es difícil explicar por qué Evilenko fue nombrado triunfador en el VI Festival de Cine Negro de Manresa.
De igual forma resulta un poco contradictorio escribir un texto alrededor de una película cuyo contenido significa un nulo aporte al género del serial killer cinematográfico, por lo menos espero que quien lea estas líneas se ahorre los dólares que cuesta el DVD en la red y mejor los use para adquirir el libro Camarada Chikatilo, de Mijaíl Krivich, el cual sí es una verdadera fuente de información sobre el caso del caníbal socialista.