El asesino de la colina

La roja 09/06/2017 05:00 Ricardo Ham Actualizada 05:05
 

 El viento soplaba fuertemente, los árboles y matorrales se movían al ritmo que el aire los impulsaba, la lluvia acompañaba al viento como fiel pareja, trabajaban juntos para que la naturaleza renaciera día a día. Muy pronto bajaría la niebla y ni la mirada más poderosa podría penetrarla, era importante apurarse. 

Ian lo sabía y aguardaba con paciencia, sabía que su espera tendría una recompensa muy placentera, no dudaba ni un momento en que estaba en el lugar indicado, pronto llegaría su novia Myra y la diversión comenzaría, sólo ella sabía cómo hacer que la tarde fuera la más placentera.

Los minutos pasaban mientras Ian fantaseaba con la llegada de Myra, deseaba descubrir qué tipo de sorpresa le llevaría esta vez, con qué tipo de juego se divertirían ahora. 

Pasó el tiempo y unos pasos se escucharon, era difícil oírlos por que el lodo amortiguaba el sonido, parecía que unos pesaban más que otros, pronto las pequeñas pisadas parecían apretar el ritmo, los pasos se volvieron zancadas, era momento para que Ian saliera de su escondite, él sabía que esa era la señal que Myra siempre le enviaba.

Ella había conseguido nuevamente a un niño para que Ian satisfaciera todos sus bajos instintos con el pequeño, podría violarlo, asfixiarlo, torturarlo y matarlo bajo la mirada excitada y complaciente de su amada novia: Ian Brady y Myra Hindley, los asesinos del páramo, pasarían a la historia de la prensa inglesa por su crueldad y sadismo.

Entre los años de 1963 y 1968, en Gran Manchester, Inglaterra, se registro el homicidio de al menos 5 menores, las edades oscilaron entre los 5 y los 17 años, 4 de ellos fueron abusados sexualmente.

Los autores de los homicidios fueron Ian Brady y Myra Hindley, bautizados por la prensa como los Asesinos del Páramo, debido a que sus víctimas fueron encontrados en esos lugares, excepto una de ellas jamás pudo ser localizada.

La fatal pareja se conoció en una fiesta en 1958, tras un largo periodo de contactos íntimos, Ian y Myra decidieron ir más allá, el odio que compartían en contra de los niños les hizo desear castigarlos, mientras ella, por su apariencia y labia amigables, se encargaba de convencer a los menores para acompañarla a lugares retirados, Ian se ocultaría para atacarlos, torturarlos y violarlos, Myra se limitaría a observar sin participar nunca en las violaciones.

Una de las víctimas más jóvenes de la fatal pareja, fue fotografiada por Ian mientras que Hindley grababa los gritos de dolor de la pequeña, otra víctima murió de un hachazo en el cabeza, y algunos más fueron asfixiados. Las fotos y las grabaciones sirvieron para inculpar a la pareja en 1966, fueron sentenciados a cadena perpetua por 3 de los homicidios, años más tarde declararon otro par de asesinatos.

Myra Hindley murió en prisión en 2002, Ian Brady intentó el suicidio dejando de comer,  fue alimento por la fuerza mediante una sonda gástrica, finalmente falleció hace unas semanas, en mayo pasado; ambos homicidas se llevaron a la tumba el paradero de los restos de John Kilbride, la quinta víctima que jamás fue localizada.

 

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