La masacre de Virginia Tech

La roja 10/02/2017 05:00 Ricardo Ham Actualizada 05:03
 

El estallido hizo que todos alzaran la cabeza, como si sus sentidos pidieran más información para saber cómo actuar, las miradas se cruzaban con el deseo de comprender qué era lo que ocurría.

Las siguientes detonaciones fueron el impulso para que las piernas comenzaran a correr, una combinación de instinto, miedo y  desesperación impulsaban cada una de las zancadas que buscaban la salida, las prendas a medio poner evidenciaban el miedo, los pies descalzos sacrificaron el dolor en pro de la superviviencia; los disparos no cesaban, los cuerpos caían con el horror en los ojos, los más afortunados murieron al instante, sin tener tiempo a que el miedo los paralizara.

Los cuerpos se amontonaban queriendo escapar, los oídos reemplazaban la mirada, nadie volteaba atrás, el sonido de los disparos indicaba la prisa por correr y  brincar los cuerpos en el piso, las piernas eran la única defensa contra la mirada del tirador; los gritos retumbaban entre las paredes, las sillas y pupitres tomaban la forma de trincheras, los pasos cercanos vestidos con botas tipo militar aumentaban la angustia de los que optaron por esconderse tras escritorios y bancas; los disparos certeros sumaban víctimas a la lista de la infamia, la puntería del ex estudiante de letras,  Seung Hui Cho, dio en el blanco más de 30 ocasiones, sellando una de las peores masacres en la historia de los colegios norteamericanos.

El fenómeno de los tiroteos en colegios de EU tiene una larga historia,  siendo el  del Politécnico y Universidad de Virginia, mejor conocido como “Virginia Tech”, uno de los más sangrientos.

Seung Hui Cho fue el autor del ataque ocurrido el 16 de abril de 2007, el migrante sudcoreano que llegó a EU  a  los ocho  años. El  estudiante de letras inglesas, tenía    antecedentes depresivo y de acoso escolar, sumado a trastornos de la personalidad,  esquizofrenia paranoide y bipolaridad.

Analistas aseguran que talvez  el joven  sufrió algún tipo de abuso sexual durante su infancia. En un manuscrito encontrado entre sus  pertenencias, se puede leer el libreto de una obra de teatro que aborda el   abuso sexual en niños, y  en alguno de los videos grabados por el homicida menciona el nombre de acosadores.

Previo al ataque en Virginia Tech, Seung Hui Cho tuvo el tiempo y la calma para realizar varias grabaciones a manera de justificación del tiroteo, en ellas se autoreconoce como una especie de mártir al que la sociedad ha crucificado haciéndolo sufrir por sus hijos y  hermanos; da a entender que la embestida contra los estudiantes de Virginia  pudo ser evitada por los mismos alumnos,  pero   prefirieron el derramamiento de sangre.

Los mensajes en video, 27 en total,  fueron enviados a la  NBC,     y más de 40 fotos  llegaron a la televisora  días después del ataque, el mismo homicida optó así  para  mantenerse más tiempo en las primeras notas de  los  noticieros.

En total, las víctimas   sumaron 61, 32 muertos y 29 heridos de bala, la lista la encabeza el mismo Seung, quien se disparó en el rostro al sentirse acorralado por la policía.

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