Filicidio o la muerte en familia

La roja 11/08/2017 10:21 Ricardo Ham Actualizada 14:18
 

Es una realidad que la sociedad mexicana se caracteriza por un particular sistema matriarcal, pese a que la figura del machismo se asocia con la personalidad del mexicano, es innegable que la figura materna se impone a cualquier intento de falocracia en los hogares del país. De Tonatzin a la Virgen de Guadalupe, de Sara García a la nana Goya, la maternidad es, quizá, la cualidad más apreciable y respetada por parte nuestro entorno social.

No siempre la maternidad es un cuento de hadas, esa misma sociedad que enaltece a las progenitoras, se horroriza y las señala en el momento en que caen en el triste condenable acto del filicidio. 

Aunque el origen de la palabra “filicidio” se limita a el asesinato de un hijo, ya sea cometido por el padre o por la madre, es una realidad que los casos que más llaman la atención son los cometidos por mujeres. Ese inexplicable impulso de la madre por terminar con la vida que acaba de crear y que aparentemente no se ha profundizado en sus motivaciones. El tema resulta tan complicado que incluso las referencias mitológicas se limitan al caso de Medea, esposa de Jasón, quien asesina a sus hijos por despecho al ser abandonada por su esposo.

En nuestro país, la referencia mitológica puede ser la tradición de La Llorona, la cual tiene sus raíces en la mitología de los antiguos mexicanos, en la que se hace referencia a la diosa Cihuacoatl, quien es representada como una mujer con vestidos y adornos exclusivos de altas clases sociales, pero que de noche, vociferaba y bramaba suspendida en el aire lamentándose por la muerte de sus hijos.

La leyenda de La Llorona se queda corta en nuestros días, la nota roja nacional cuenta las historias de mujeres que han torturado a sus hijos hasta asesinarlos, de madres que cosían la ropa al cuerpo de sus niños, o de verdaderas hienas que colocaban el cuerpo casi inerte de una pequeñita sobre un hormiguero de insectos rojizos y hambrientos.

Pero más allá de lo mitológico y lo policiaco, el filicidio tiene una serie de características criminológicas que llaman la atención. Lo primero es definir el momento del asesinato y con ello darle el nombre correcto al hecho. Se llama “neonaticidio” a la privación de la vida durante las primeras 24 horas de nacido del producto, este crimen es exclusivamente cometido por mujeres; mientras que “infanticidio” se denominará al asesinato antes del primer año de vida.

Se ha encontrado que algunas de los focos rojos que deben atenderse para detectar un probable acto filicida son: Rivalidad por la tutoría de los hijos. Solicitud de aborto sin justificación médica. Solicitud de aborto sin violación.

Algunos criminólogos colombianos aseguran que el caso de las mujeres filicidas puede darse por factores de venganza por parte de la pareja, ya sea por infidelidad o a manera de castigo por el abandono.

En el caso histórico de Elvira Luz Cruz, por ejemplo, una mujer analfabeta acusada por su suegra y su esposo de haber asesinado a sus 4 hijos, es posible que se haya realizado el filicidio por castigo, pero no por parte de Luz, sino por parte de quienes la acusaron y trataron de inculparla. La historia de esta mujer puede verse en “Los motivos de Luz” y en “La Medea del Ajusco” o en el documental “Pena máxima”.

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