¡Hola, amigos de El Gráfico! Tengo 23 años. Desde hace tres años y hasta hoy no paro de tener sexo. Me encanta el sexo duro y rápido. Soy bixesual, me excitan los hombres y las mujeres por igual. Y me gusta poner mis fotos en redes sociales porque me gusta exhibirme y que la gente se masturbe con mis recuerdos y fotos. Muchas amigas me dicen que estoy mal y que no debo hacerlo, más porque en esas imágenes salen otras personas, a las que, obvio, no les digo que voy a subir la foto porque si no, no me dejarían, aunque las subo un tanto con la cara de las otras personas distorsionada, para que no se vea bien quién es. ¿De verdad está mal hacerlo? Lorena.
Mira, las redes sociales, como todo en esta vida, tienen sus pros y sus contras. De lo que debes ser consciente es de dos cosas. La primera: que en el momento mismo que las difundes dejas de tener control sobre ellas y pasan a ser dominio de todas las personas que tengan forma de verlas y ellas pueden hacer con ese material lo que quieran. Lo de menos es que sólo se masturben, lo peor es que son formas fáciles de localizar personas (ya que muchas imágenes contienen la ubicación de dónde es tomada) y es una manera en la que tratantes de personas se valen para secuestrar gente. Por otro lado, efectivamente, no debes subir fotos de otras personas a las que no les has pedido su consentimiento, no se trata sólo de la cara, sino de sus cuerpos. La intimidad de las personas debe respetarse.
Hola. Espero que aquí puedan ayudarme. Hace tres años que vivo con mi pareja, de 48 años; yo tengo 36. El problema es que a los tres meses de vivir juntos, debido a su diabetes le detectaron infección de vías urinarias y una piedrita en el riñón. Desde ahí, nuestra intimidad se perdió, meses después su papá falleció y bueno, el caso es que a la fecha sigue sin tocarme dándome mil excusas, la última fue que se enteró que su ex esposa le está haciendo brujería y que a ello se debe su falta de deseo. Yo ya lo intenté todo, desde medicamentos, comunicación y encantos femeninos. ¡Qué alguien me ayude! ¿Qué hago? Gracias, Sofía P.
Pues en realidad, quien tiene que hacer las cosas es tu pareja. La diabetes es una enfermedad que se controla y personas que la padecen pueden tener una vida normal y una sexualidad sana si su médico les indica los medicamentos que les ayuden, sin comprometer su libido. Una de las cosas que suelen ocurrir con los enfermos es que se deprimen; es comprensible, más con enfermedades como esa que no son curables. El hecho de que le afecte pensar en cosas como la brujería quiere decir que está vulnerable su autoestima y que necesita ayuda emocional profesional. Sería muy conveniente que acuda a un sicólogo, ya que la depresión y la falta de ánimo son tan enemigos del sexo como el estrés, pero este es un trabajo interno que solo él puede realizar.
Les explico mi caso. Hace un año que he dejado de ir a clases de danza africana, pero últimamente no hago más que soñar con mi profesor de baile, un hombre buenísimo que en mi mente me zumba por todas las esquinas y en todas las posturas. Al principio no quería darle importancia al asunto, estoy a gusto con mi actual pareja y tenemos una buena química sexual, pero de un tiempo a ahora no hago más que ver a mi adonis africano en taparrabos tomándome en la jungla o cosas así. Él no tiene problemas con mis fantasías, también tiene las suyas supongo, pero ya se sabe la fama que tienen los falos de los negros. No quisiera que mi novio tuviera problemas de autoestima si se entera de mis fantasías (temo que en una de éstas se me vaya a salir el nombre de mi profe) ¿Cómo podría dejar de soñar con él? Creo que me estoy obsesionando. ¡Ayuda! Pilar M.
No tiene nada de malo, ni de extraño que una persona tenga atracción sexual por otra, ni que desarrolle fantasías sexuales con una persona distinta a su pareja, a todos, en algún momento, nos pasa. Lo importante aquí es que no hagas de ese gusto un deseo o que caigas en una infidelidad innecesaria. Para ello se requiere de madurez y de madurar, en todos aspectos, se trata la vida. Las obsesiones requieren de ayuda sicológica, con el fin de poder superarlas y evitar que nos afecten en otras áreas.