“En el caso de Lesvy, ahí está la carpeta de investigación. ¿Por qué no la pueden ver sus familiares?, ¿por qué no pueden acercarse a esa carpeta de investigación a ver si es cierto (que investigan)? ¿Por qué sus abogados no pueden acercarse y no lo pueden ver? Ahí hay un montón de videos y de fotografías, que tampoco se pueden ver. (Las autoridades responden) que para que la investigación no se ‘enchueque’, pero quién sabe si está derecha, ¿verdad? Yo no estoy diciendo que lo están haciendo mal. Pero sólo digo que como no sabemos, pues uno imagina todo”.
Que informen, dijo, “cuál fue la verdad de este crimen horroroso, quiénes fueron, por qué motivos”.
El padre Miguel Concha Malo resumió así la exigencia del caso durante la misa que ofreció en las instalaciones de Comisiones Mixtas, del STUNAM, a 27 días de que el cuerpo de Lesvy Berlín Rivera Osorio, de 22 años, fuera hallado aparentemente estrangulado con el cable de la bocina de un teléfono público, en Ciudad Universitaria, en la mañana del 3 de mayo pasado.
“Jesús fue el primero en romper con la perspectiva machista. Ahora andan diciendo que eso de la perspectiva de género es una ideología. No, lo que hay es una cultura machista de la que tenemos que sacudirnos”, agregó el padre y defensor de derechos humanos.
“Digo esto porque Lesvy era mujer. Quién sabe si por ser mujer fue tratada como fue tratada. Quién sabe si por ser mujer encontró esa muerte violenta que desgraciadamente encontró”. Y añadió: “Lesvy era mujer, y era joven. Y sabemos que para el gobierno, para los gobiernos, a los jóvenes no hay que hacerles mucho caso, no tomarlos en cuenta”.
Por su parte, los familiares denunciaron que no han tenido acceso completo al expediente; únicamente a 51 hojas que contienen sus propias declaraciones y las del personal de la UNAM que encontró el cuerpo. Por eso exigen pleno acceso al expediente, incluidos los videos y fotografías, y que el caso se investigue conforme a los más altos estándares internacionales de investigación de feminicidios.
El caso de Lesvy Berlín, ‘Berry’, como la llamaban sus amigas, se volvió emblemático cuando, tras ser hallada en Ciudad Universitaria, la procuraduría capitalina se apresuró en su cuenta de Twitter a dar presunta información que la descalificaba: que ya no era estudiante, que era alcohólica, que paseaba perros.
INDIGNACIÓN. La comunidad universitaria, a las pocas horas, respondió indignada. En redes sociales comenzó un movimiento con el hashtag #SiMeMatan, en el que las mujeres imaginaban cuáles serían las atrocidades que la procuraduría diría sobre ellas si eran víctimas de feminicidio. Ésta y otras movilizaciones lograron que las autoridades se retractaran y ofrecieran disculpas, si bien el daño ya estaba hecho.
Ahora sabemos que a Lesvy no le gustaba tanto ese nombre, y de hecho pocos sabían que así se llamaba. Ella prefería el de Berlín o ‘Berry’. Que no era ni alcohólica ni drogadicta, pero sí, como ella misma decía, adicta al té.
Que era un poco, o bastante, impuntual. Que era muy divertida y con muchos amigos. Que amaba a los animales, pero que el único perro que paseaba era al suyo. Que la música y el arte era lo que le aportaba mayor felicidad. Que le gustaban los idiomas y quería seguir estudiando. Que era una chica con compromiso y sensibilidad social, y que recientemente había decidido vivir con su novio.
Que le gustaba aprender cosas nuevas, leer y en particular la poesía. En su Facebook citó en una ocasión al poeta mexicano José Gorostiza: “A veces me dan ganas de llorar pero las suple el mar”.