Temen que Fer esté en malas condiciones

La roja 09/08/2016 05:00 Lydiette Carrión Actualizada 05:00
 

Fernanda Novoa Miranda  tenía 16 años e iba en el tercer semestre de preparatoria cuando desapareció: una muchacha delgada, pequeña, de aproximadamente 1 metro con 55 centímetros, tez morena clara, cara redonda, labios gruesos, nariz recta y ojos pequeños y rasgados.

Era el 10 de diciembre de 2015. La noche del jueves para viernes. Fernanda, su hermana y su padre cenaron alrededor de las 22 horas, terminaron y se prepararon para dormir, en su hogar, ubicado en Santiago Alcahualtepec, Iztapalapa. Parecía una velada normal. 

El padre dio las buenas noches a sus hijas. Todos parecían estar de buen talante. Su mamá, Verónica Miranda, trabajaba en un turno nocturno, así que no se encontraba. 

Por la mañana, la hermana buscó a Fernanda en su habitación. Pero la adolescente no se encontraba. La hermana pensó que se había ido sola a la escuela; lo comentó al padre. Pero éste supo enseguida la verdad.

Suponen que salió muy temprano, en la madrugada del 11 de diciembre.

Por la forma en que desapareció, la familia presume que Fernanda se fue por voluntad. Pero no saben si se encuentra bien. Temen que esté en malas condiciones; saben que el 60 por ciento de las víctimas de trata son convencidas de dejar el hogar, mediante engaños, enamoramiento. ¿Cómo saber si ella está bien, si no la pueden localizar ni comunicarse? Esa mañana del 11 de diciembre de 2015, Fernanda no se llevó mucho; sólo cargó con su celular, pero éste se encuentra apagado desde entonces.

Una vez que se dieron cuenta de que la adolescente no estaba, los padres intentaron levantar una denuncia en la delegación Iztapalapa, pero los agentes a cargo les dijeron que tenían que esperar al menos 24 horas, a pesar de que Fernanda es menor de edad. Entonces la mujer se dirigió a CAPEA; ahí pudo levantar la denuncia. Menor de edad, 16 años recién cumplidos, señas particulares: mancha café en corva derecha. Ropa que vestía: se desconoce.

En CAPEA, además de levantar la denuncia, recomendaron a la familia revisar redes sociales, preguntar a amigos.

“Me mandaron a Facebook, no arrojó nada. A telefonía celular, no arrojó nada. Hicieron una visita a un domicilio,  donde se dice que (Fernanda) se encontró con una persona mayor que ella. Pero no hicieron nada”, acusa Verónica.

Una línea de investigación es que un hombre mayor se la llevó. Aunque se conoce la identidad de este individuo y la ubicación de algunos de sus familiares, las autoridades no han procedido. Actualmente, además, hay líneas de investigación que apuntan hacia Actopan, Hidalgo, y la Ciudad de México.

Mientras, Fernanda no se ha comunicado con su familia.  Sólo una vez, más de seis meses después de la desaparición, el 28 de junio pasado, alguien entró a la cuenta de Facebook de Fernanda. Envió un mensaje. Dijo que se encontraba bien y que ya iba a regresar. Pero después de eso, nada. La familia no sabe si este fue un mensaje verdadero o no.

“Yo le dije que no se preocupara, que iba a regresar a su casa, no tiene de qué preocuparse, ni del qué dirá la gente. Lo único que queremos es que regrese a su casa. Lo único que queremos es que aparezca con bien”, ruega Verónica.

Pero los días se siguen acumulando. Van casi   ocho meses sin saber de Fernanda, si se encuentra bien o no. Ya es mucho tiempo. Temen que esté retenida contra su voluntad.

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