Hace casi un año, Syama Paz Lemus, una jovencita de entonces 16 años, desapareció del interior de su domicilio en el municipio de Ecatepec.
Ese lunes 27 de octubre de 2014, alrededor de las dos de la tarde, Syama llamó por teléfono a su mamá, Neida Lemus, y le pidió que, al día siguiente, le ayudara a preparar un pastel imposible, ese que lleva flan napolitano con pastel de chocolate. Pero algo pasó en el lapso de las siguiente dos horas. A las cuatro de la tarde Neida marcó a Syama para avisarle que estaba en Tizayuca y ya iba de regreso. Preguntó si necesitaba algo. Syama dijo que no y agregó: “Te quiero mucho mamá”.
A la luz de lo que pasó después, Neida cree que la persona que se llevó a su hija ya estaba ahí y su hija Syama se estaba despidiendo. Para las 5:30 de la tarde el celular de Syama estaba apagado.
UN DÍA DE LA NIÑA TRISTE. Este 11 de octubre se celebró el Día Internacional de la Niña en todo el mundo. Este aniversario fue elegido por el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) desde 2011, debido a que las niñas y adolescentes en todo el mundo necesitan de políticas públicas que aseguren, entre otras cosas, su permanencia en la escuela, el acceso a la salud, acceso a información para tener vida sexual y reproductiva plena y una vida libre de violencia. Pero estas metas están muy lejos de cumplirse.
En México, casi 1 millón 280 mil niñas de entre 12 y 18 años no está en la escuela, según el censo de 2010. Más de la mitad de los adolescentes que no estudian son mujeres.
A eso se suman importantes retrocesos en el derecho a una vida sexual y reproductiva plena. México ocupa el primer lugar de todos los países de la OCDE en embarazos entre adolescentes menores de 18 años. Esto se traduce en deserción escolar, en falta de acceso a un trabajo bien remunerado, entre otros muchos problemas.
Pero quizá el panorama más desalentador se encuentra en el derecho a una vida libre de violencia. En general, los niños y adolescentes mexicanos están padeciendo una enorme epidemia de violencia (se calcula que dos menores de 18 años sufren una muerte violenta cada día); una parte de esta violencia está dirigida a las mujeres.
En particular, las niñas y adolescentes son víctimas del delito de trata de personas. Si bien no hay datos concretos sobre el número de personas explotadas en México, los cálculos más conservadores estiman que entre 16 mil niños y niñas son víctimas de esclavitud sexual en México. La mayoría son niñas.
Este es el contexto para las niñas y adolescentes en México. Y en este contexto fue que Syama desapareció.
Conforme pasaron los días, Neida descubrió que al menos dos chicos habían sido agresivos con Syama a través de redes sociales e internet, en las fechas anteriores a su desaparición. El primero, un joven que se hacía
llamar Alejandro. El segundo, decía llamarse Ian. Syama lo había “conocido” virtualmente mientras jugaba Xbox.
Neida sabía del problema, pero no de la dimensión hasta que, un mes después de haber desaparecido Syama, rebuscaba en la computadora familiar algún indicio sobre el paradero de su hija. Halló una carpeta con el nombre “IAN”. Adentro había varias capturas de pantalla, de conversaciones privadas que la muchacha había tenido por Xbox. Y en varias era amenazada: “¿Quiéres detener esto?, vuelve conmigo en todos los aspectos.
Bien hecho Syama, sigues siendo mi marioneta. Tal y como lo planeé.” Otra amenaza más: “Vente conmigo o te vas a arrepentir”.
Está por cumplirse un año de la desaparición de Syama y no hay avances en la investigación.