Verónica RiveraFentanes busca a su hija Mariana Mendoza, de 17 años. Martha Lilia Serrano busca a Litzy Vivian Bojórquez, de 14 años. Mariana, de 17 años, y Litzy, de 14, eran vecinas desde hace tiempo, vivían en la misma calle, pero se conocían poco; además de la diferencia de edad, Mariana iba por la mañana a la escuela, y Litzy por la tarde. Pero en el verano pasado, varias muchachas se organizaron para crear un equipo de futbol femenil y se juntaron todo el verano en un parque cercano.
Y entonces se volvieron amigas, aunque casi nunca se veían, una vez que regresaron a clases, Mariana al Conalep, y Litzy a la secundaria.
El sábado 6 de diciembre, sin embargo, quedaron de verse para ir a la romería en la explanada de la delegación Venustiano Carranza.
Litzy habló de comer crepas y un frappé, Mariana de unos tacos.
Salieron de su cuadra a las cinco de la tarde. Litzy no traía más de 50 pesos y la ropa que llevaba puesta. Mariana, igual, aunque cargaba su celular.
Debían tomar un ‘pesero’ que recorre el Eje 3 Oriente hasta la explanada. Y las vieron llegar y pasear. Una tía de Litzy vende cafés. Las muchachas llegaron con ella alrededor de las 8:30 de la noche. Y al cuarto para las nueve les dijo la mujer:
–Hijas, ya váyanse, porque ya es tarde para ustedes.
Las niñas así lo hicieron, pero todavía, a las 9:15 de la noche, Litzy llamó desde el celular de Mariana para reportarse. Dijo a la mamá, Martha Lilia Serrano:
—Ya sé que es tarde, pero todavía queremos comernos unos tacos.
—¿Dónde están? preguntó Lilia.
—Vinimos al baño, aquí al Walmart. Pero vamos de regreso a la explanada.
A las 10 de la noche el celular de Mariana ya estaba apagado. Y las niñas no llegaron.
El domingo por la mañana, la mamá de Mariana, Verónica Rivera, logró comunicarse al celular. Mariana respondió con voz muy baja:
—Estamos bien. Tenemos mucho qué pensar. Llego al rato.
—No, Mariana. Dime dónde están, vamos por ti.
La muchacha pareció titubear y preguntó a alguien: —¿Dónde estamos?
Ese alguien dijo:
—Iglesias Calderón y Genaro García.
Colgó.
La familia fue a buscar la dirección. No halló nada.
El lunes Verónica y Lilia levantaron las denuncias por las desapariciones de Mariana y Litzy.
A Lilia le dijeron en el Ministerio Público que era un caso de “vagancia” e iban a regresar. No quisieron iniciar el acta.
A la mamá de Mariana le dijeron que no había sistema, que regresara el jueves.
–Pero ¿cómo el jueves? insistió la mamá. Se perdieron el sábado.