El feminicidio de Renata del Carmen Ábrego García, de 17 años, fue quizá el primero del año 2015 en el estado de México. Un año después, y con la alerta de género emitida en varios municipios de la entidad, continúa impune.
Su madre Tania García explica que las autoridades dicen que lo más probable es que nunca detengan al asesino.
FUE A UNA FIESTA. El viernes 2 de enero de 2015, Renata fue a una fiesta de la prepa. Como en aquel entonces estaba viviendo con el abuelo paterno, pidió permiso a este y a su papá, y se lo dieron. El papá le dio un aventón a la casa de su mejor amigo. Renata se despidió, bajó del coche y se alejó; vestía una playera gris Oxford, pantalón de mezclilla y botas. Ella y el amigo fueron a la reunión y ahí estuvieron hasta las 11 de la noche.
Después, la mamá del amigo pasó por ambos. Ella declararía que Renata estaba “un poco tomada”. Renata les pidió que la llevaran a casa del abuelo, pero no dieron con el lugar. Entonces decidieron que la adolescente pasara la noche en la casa del amigo, localizada en Villa de las Flores, Coacalco, y hablarían a sus familiares en la mañana temprano.
Renata se quedó a dormir ahí. Posteriormente, según la versión del amigo, ella despertó “todavía tomada” a las cinco de la mañana, y quiso irse en ese mismo momento, sin esperar a que amaneciera. Él la acompañó a la puerta de su casa y sin despertar a su mamá, le dio 30 pesos para el taxi. La vio caminar sobre la calle y doblar la esquina.
Renata jamás llegó a casa. El domingo, tras buscarla dos días, la familia levantó la denuncia en el Ministerio Público de Coacalco.
Pasaron 26 días sin noticias. Hasta que el miércoles 28 de enero una anciana llegó a un canal en Villa de las Flores, Coacalco, a tirar cascajo. Un canal a pocas cuadras del lugar donde Renata fue vista por última vez. La anciana iba cada ocho días al mismo lugar. La semana anterior había asistido y no había visto nada fuera de lo común.
Pero aquel 28 fue diferente. La mujer se adentró en la floresta. Detrás de uno de los árboles encontró el cuerpo de una joven en avanzado estado de descomposición. La fauna y la intemperie ya habían devorado una pierna, dos dedos, las facciones del rostro. Lo que quedaba del torso llevaba una playera gris oxford.
la familia dio con las pistas. El Servicio Médico Forense levantó el cuerpo. Las autoridades avisaron a los familiares de Renata, quienes reconocieron el cuerpo. Al día siguiente visitaron el lugar del hallazgo: éste nunca había sido acordonado ni examinado. La familia fue la que encontró indicios y pistas: mechones de cabello de su hija, un tronco con manchas de sangre, la ropa interior de Renata enterrada en el lodo.
Según los análisis de la Procuraduría, Renata había muerto 8 o 10 días antes de ser hallada. Según ellos, no fue agredida sexualmente y murió debido a fractura de cuello; la persona que la mató se acercaría a ella por atrás; Renata no presentaba heridas defensivas. Pero los peritajes estaban incompletos.
Ahora, a un año del feminicidio de Renata, las cosas “no han avanzado”, resume Tania, la madre de Renata.
“Yo ya ni voy (a la procuraduría). Tuve un año bastante pesado. Una depresión terrible. Y cuando iba a ver a esta gente (los agentes del MP), nunca había nadie”. Sin embargo, uno de los pocos elementos que Tania sacó en claro de la investigación es que a Renata probablemente la mató alguien que la conocía.
Final feliz
Cesiah Fernanda Aguilar Martínez, de 12 años y quien desapareció el pasado 8 de enero afuera de las instalaciones de la Preparatoria 2 UNAM, fue localizada y ya se encuentra con su familia.
Las cifras
17
AÑOS tenía Renata cuando desapareció, luego de salir de casa de un amigo.
26
días pasaron antes de que una anciana descubriera su cuerpo poraccidente.
“Tuve un año bastante pesado. Una depresión terrible. Y cuando iba a ver a (los agentes del MP), nunca había nadie”