La noche del 8 de mayo de 2012, Bianca Edith Barrón Cedillo, de 14 años, desapareció cuando iba rumbo a la Macroplaza, en Los Héroes Tecámac.
Francisco M., uno de los asesinos confesos de Bianca Edith Batrrón Cedillo, y actualmente libre, traicionó a la adolescente en cuatro ocasiones. Tuvo la suficiente sangre fría para guardar las apariencias tres veces, sin embargo, a la cuarta se delató:
La primera. Cuando se llevaron a Bianca. La trató como amiga. Después de convencerla de subir a un auto, la golpearon y la privaron de la libertad.
La segunda. A las 6:30 de la mañana del 9 de mayo, Irish Elizabeth Cedillo se apostó en el zaguán color ladrillo de la secundaria a la que iba su hija, con la esperanza de encontrarla ahí, o de que alguno de sus amigos supiera algo.
Pronto, la amplia banqueta se atiborró de estudiantes uniformados con el suéter azul acero de rigor. Irish llamaba a los amigos de Bianca y les preguntaba por ella. Vio pasar a un par de ellos que no se detuvieron para saludarla. Entre ellos, a Francisco M., de 16 años, y quien siguió de largo con rumbo a su salón.
En aquel entonces, nadie lo sabía, pero la noche anterior, Francisco, otros dos adolescentes, un mayor de edad militar en activo, llamado Erick San Juan Palafox, y otros sujetos no identificados, habían pasado horas torturando y violando a Bianca hasta matarla.
Francisco, en aquel entonces era novio de Astrid (no es su verdadero nombre), una de las mejores amigas de Bianca. Pero Astrid sí se detuvo cuando la llamó Irish, y después del azoro, dijo a la mamá que no sabía dónde se encontraba Bianca.
Después entró a la escuela, caminó rumbo al salón y mientras lo hacía comenzó a llorar. Si Bianca se hubiera ido por cuenta propia, pensó, le habría dicho. Las amigas se contaban todo. Para cuando llegó a la clase, tenía la cara empapada en lágrimas, y no podía calmarse.
Francisco puso cara de preocupación, trató de acercarse y preguntarle qué pasaba. Astrid no pudo responderle. Se refugió en sus amigas. Conforme el salón se iba llenando de estudiantes, alguien comenzó a correr un rumor que nadie supo de dónde vino: Bianca estaba muerta.
La tercera. Durante las primeras semanas de la desaparición de Bianca, fueron llamados a declarar casi todos sus compañeros y conocidos. Francisco y los otros homicidas se dedicaban al narcomenudeo, así que él aprovechó para dar información de las bandas rivales: Familia Unida, La Colonia Guadalupana, Los Goga, Los Panamiur.
La cuarta. Cuando se quebró: Conforme pasaron los meses y Bianca continuaba desaparecida, la familia sospechó que Francisco sabía algo. En aquel entonces los compañeros de escuela hacían volanteos con la familia. Así que la mamá de Bianca pidió a otra estudiante que entregara volantes, pero que específicamente le diera un bonche a Francisco.
La niña en cuestión se acercó a sus compañeros y comenzó a entregar los legajos de volantes. Cuando quiso entregarle a Francisco, éste se descompuso y le gritó:
—¡Ya estoy harto de que me acusen de que yo le hice algo a Bianca!”.
La niña le respondió que nadie lo acusaba de nada. Pero lo comentó con Irish. Entonces supieron que Francisco sabía algo.
La familia localizó el cadáver de Bianca en abril de 2013; meses después, mediante las investigaciones de los deudos, se supo que Francisco había participado en la tortura, violación y homicidio, y además había sido espía de los movimientos de la familia para localizarla.