A mediados de 1960, El Santo realizó una serie de presentaciones en la ciudad de Guatemala. Se presentó en el Gimnasio Olímpico, logró mantener la expectación y registrar excelentes entradas para la empresa guatemalteca Mizrahi.
Aquí nació una fuerte rivalidad entre El Enmascarado de Plata y Judas, un luchador rudo y marrullero que lo hizo ver su suerte. A tal grado que derrotó a mi padre en dos ocasiones y El Santo se vio obligado a exponer su incógnita, pues en sus sangrientos enfrentamientos llegaron en dos ocasiones a golpes y sillazos hasta los vestidores.
Así que el viernes 3 de junio de 1960 (hace 57 años), se pactó esta lucha de máscara contra cabellera entre El Santo y el exótico colombiano Judas, la cual se realizó ante una de las mejores entradas en la historia de este gimnasio , ya que se agotaron las localidades y quedaron cientos de aficionados afuera del lugar. Recuerdo como si fuera ayer, cuando aún vivía, cómo me platicaba todas sus anécdotas.
—Papá, ¿nos puedes platicar cómo fue esta lucha?
—Bueno hijo, yo sabía que estaba frente a un peligroso rival que no tenía mucho que perder y sí mucho que ganar. Así que desde el inicio aproveché toda mi experiencia en este tipo de combates, castigué fuertemente a mi rival y logré vencerlo a escasos minutos con mi tope de clavado desde la tercera cuerda; después lo cubrí y el réferi le contó las tres palmadas. El gimnasio era un verdadero manicomio y el público estaba de mi lado.
“Al dar inicio la segunda caída, Judas me sorprendió con sus marrullerías, rodillazos, patadas, estrellones contra los esquineros y me sacó del ring.
En lugar de seguir el castigo se encaró con el público, se burló de la gente y fue su perdición, ya que me dio tiempo para recuperarme y subir al ring. Lo ataqué de la misma manera, no lo dejé reaccionar y después de una serie de topes le apliqué mi llave de a caballo y ante el júbilo del público y el mío, gané la lucha en dos caídas al hilo”.
—¿Recuerdas el nombre del réferi?
—Sí, hijo, fue el exluchador salvadoreño Gran Chema.
Felicidades y gracias papá. ¡Qué orgullo defender una vez más tu máscara y ganar la lucha en dos caídas al hilo!
Queridos amigos de El Gráfico: Aún hay muchas cosas no saben del Santo. Ya se las contaré.
Nos leemos la próxima semana para que hablemos sin máscaras.