Este domingo me volveré a encontrar con Alberto del Río en el ring de la Arena Coliseo de Monterrey. La última vez que estuvimos de compañeros fue en el año 2005, cuando aún era Dos Caras Jr.
Tiempo después él emigró a WWE y ahora lo tendré como rival en un triangular con Silver King, a quien despojé de su máscara hace años y es un rival natural mío.
A Rey Misterio Jr. lo conocí en el Auditorio de Tijuana cuando él tenía escasos 16 años. Se acomodaba su equipo de lucha frente al espejo con su franca sonrisa y frágil cuerpo, el cual iba muy de acuerdo con su personaje de El Colibrí. Desde entonces ya contaba con un enorme carisma con el público.
Seguramente aún no imaginaba que iba a llegar a ser una de las más importantes estrellas latinas de la WWE.
Tiempo después, ya como Rey Misterio Jr., llegó a México e inició su aventura estelar, apadrinado por Octagón y El Hijo del Santo.
Teníamos 15 años de no luchar de compañeros y créanme que fue muy grato compartir el ring en Chicago, el pasado domingo.
Rey y yo recordamos la última lucha que habíamos alternado juntos. Fue en la arena México, cuando con el Negro Casas nos enfrentamos a la Familia de Tijuana, conformada entonces por Damián 666, Haloween y Nicho el Millonario.
Este aún joven luchador hoy es independiente y sigue brillando en donde se para, goza del cariño del público y sigue siendo el mismo muchacho sonriente y sencillo que conocí hace casi 30 años.
Ahora les pregunto a ustedes: ¿Les gustaría ver una tercia formada por dos Santos y un Rey? Sería muy grato invitarlo a una función de Todo X el Todo y presentarnos juntos Santo Jr., Rey Mysterio Jr. y El Hijo del Santo.
EL APUNTE
El jueves 28, en Tulancingo, fue el festejo del máximo ídolo y luchador enmascarado en el mundo: Santo, El Enmascarado de Plata. El sábado pasado, 23 de septiembre, le rendimos homenaje por su centenario de nacimiento, tanto en la estatua como en una misa de acción de gracias en la tierra que lo vio nacer. Y continuará el año de festejos a mi padre.
Nos leemos la próxima semana para que hablemos sin máscaras.