Hola, mis amores, hoy estoy muy feliz porque acabo de viajar a la Ciudad de México por trabajo. Esta vez, la pasé muy bonito, estuve paseando por varios lugares, visité el Festival de las Culturas Amigas en el Zócalo y está padrísimo, ¡tienen que ir! sobre todo a la muestra gastronómica, yo rompí la dieta para poder probar un poquito de todo y quedé encantada, me faltó el pastel holandés, pero si ustedes van y lo prueban platíquenme qué tal sabe.
Estando allá, descansando de toda la rutina diaria, me sentí más libre y feliz. Mi novio llegó a la ciudad el sábado y nos encontramos en un departamento que renté, me sentía como en casa, por eso cuando llegó nos dimos una enorme bienvenida con una sesión de sexo fabuloso.
Y pasó por mi cabeza una pregunta que algunos de ustedes me han hecho: ¿Cómo hacer que él se venga cuándo yo lo estoy montando? Y es que se habrán dado cuenta que hay muchos hombres que tienen cierto ritmo para poder llegar a un orgasmo, no es solo mete y saca. Y estando arriba de ellos no es fácil tener esa sintonía, además que para personas como yo, cuando no haces ejercicio es cansado aguantar mucho tiempo.
Entonces traté de averiguarlo de la mejor manera que existe, con la práctica. El departamento tenía un sillón esponjoso, él estaba sentado en la orilla y yo me paré frente a él, me quité la blusa y desabroché mi sostén, bajé mi short y sólo me dejé mis calzones color azul menta con puntitos blancos, él me abrazó y empezó a acariciarme las piernas, yo las abrí para sentarme arriba de él y empecé a mecerme en sus piernas, aún por encima del pantalón pude sentir cómo iba creciendo su erección, seguí moviéndome y lo besaba mientras lo desvestía.
Y así montada comenzamos a hacerlo, abrazados, él oliendo mi esencia y yo su perfume, ese que le regalé y que tanto me gusta, sobre todo cuando estamos cogiendo.
Me cargó para ponerme sobre la cocina y así penetrarme, yo rodeaba con mis piernas su cadera, él me sentía muy prendida y cuando apretaba era porque estaba a punto de venirme y quería tenerla en lo más profundo. Tuve dos orgasmos y cuando él se quitó para que yo me pusiera de pie y caminara hacia el sillón de nuevo, sentí como me vacié, todo ese líquido que estaba atorado por su pene salió y cayó al piso.
Sonreí y lo acosté sobre el sillón, me le subí y empecé a darme enormes sentones, quería tenerla lo más dentro que pudiera, movía la cadera para los lados, para poder sentir cada centímetrode su pieza que tenía dentro. Entonces lo miré, puse una de sus manos en mi cuello y la otra en mi pezón, empecé a mecerme adelante y atrás, agarrando mi cabello y acariciando mi abdomen para llegar a mi punto exacto, el clítoris, mientras más tomaba fuerza mi movimiento más fuerte lo acariciaba.
Veía sus expresiones, cómo apretaba los ojos y hacía su cabeza para atrás, lo estaba disfrutando tanto como yo, entonces llegó el momento, él me tomó por la cadera y era quien me guiaba con suaves movimientos, yo entendía y tomaba el ritmo, él ponía la orden, yo la ejecutaba con toda mi intensidad, apretando los muslos, sentí su explosión muy adentro, disfruté cada segundo y después de eso continué por poco más para dejarlo totalmente seco. Ambos quedamos tirados en el sillón y caímos dormidos.
¡Mi visita a México fue un éxito! Espero poder viajar de nuevo y averiguar más secretos de la intimidad.
¡Los adoro y nos leemos el próximo miércoles!