Por Helena La Mala
Hola, mis chulos, he realizado algunas transmisiones en vivo y he platicado con los chavos, quienes me propusieron una firma de autógrafos, y claro que yo la haría feliz.
También platicamos la idea de simular una escena en el sillón kamasutra, aprender todas las posiciones que se pueden hacer y es que sinceramente, yo no sé muchas.
La primera vez que vi uno de esos sillones pensé que formaba parte esta moda de los sillones extraños y sillas de figuras chistosas. Claro que iba al motel con la intención de coger, pero jamás había visto un sillón así.
Y es que en los moteles de mi Aguascalientes es raro que encuentres sillones así (o por lo menos hasta donde yo me quedé) y en la Ciudad de México, creo que a todos a los que he ido tienen uno.
Bueno, vi ese sillón y no le tomé importancia, a lo que íbamos, yo empecé a desnudarme y él se quedó sentado en la orilla de la cama, así comencé a consentirlo, hincada recibía su miembro hasta el fondo, mi garganta se atragantaba y mi saliva se hacía cada vez más espesa cuando me lo sacaba de la boca para recorrerlo con la lengua.
Me gusta pasar la lengua por su orificio, y la verdad jamás les he preguntado si les gusta, pero a mí me divierte.
Lo aventé, me le senté arriba y logré meterlo al primer sentón, para luego balancearme de adelante hacia atrás.
Esa posición me da más placer que los sentones, con los que me canso más rápido. Al tomar el control, puedo aumentar el ritmo cuando siento que me voy a venir y es que mi clítoris roza con su cuerpo y esa estimulación me enchina la piel.
Para terminar, llevé su mano hacia mi cuello, para que me asfixiara y así tuve un orgasmo delicioso, de esos que te dejan punzando.
Luego, él me cargó y me sentó en dicho sillón, mi espalda descansó sobre el respaldo mientras me arrinconaba sin escapatoria, sentía como me embestía, tanto que recorrimos el sillón de la puerta hasta la ventana, con tan duros empujones.
Y como yo estaba a su disposición, dejé que me acostara sobre la parte más alta del sillón, con la cabeza recostada sobre la curva, él se puso detrás de mí para meterme los dedos y con mi flujo prepararme para tomarme por detrás.
Con tranquilidad empezó a rozármelo, lo metía un poquito y después lo quitaba para dejarme descansar, con lo que me excitaba cada vez más, sin contar que la posición era demasiado cómoda, yo pedía a gritos: “métemela” empujando las nalgas para que en una oportunidad quedara todo dentro, cuando logré tenerlo, él comenzó a darme más duro, hasta que por fin, antes de terminar la sacó y sentí que se me escurrían.
Debo admitir que después vi el manual que tenía pegado el sillón y hay un sinfín de posiciones, pero esas dos fueron simples y me encantaron, es súper cómodo además al no ejercer mucha fuerza, te dedicas a disfrutar.
¿Cuéntenme qué posiciones han hecho ustedes en el sillón? Ya saben que amo leerlos. Les mando amor.