Hey mis chulos, ya casi es final de mes y deben seguir pendientes a la sorpresa que El Gráfico y yo les preparamos. Julio es el mes de mi cumpleaños y voy a compartir regalos para ustedes.
Hoy, como les había prometido, les platicaré sobre la primera experiencia que tuve con una chica, para quienes no lo saben soy bisexual, y no me da vergüenza decirlo; el amor viene en muchísimas presentaciones y debo admitir que he tenido relaciones con chicas excepcionales y que han sido de las mejores de mi vida.
Y hablo más allá del sexo, hablo de relaciones amorosas. El lesbianismo no lo vivo sólo en el porno, también en mi vida diaria, aún en relaciones con hombres he mantenido romances con mujeres, todo con el consentimiento de ambos. Algunas veces salíamos los tres y era fantástico, a veces ella no interactuaba para nada con él.
Todo, como siempre les he dicho, es hablar con la pareja, son términos que quedan claros desde el principio de una relación, incluso si ya llevan un tiempo, y si es una afición nueva que acabas de encontrar tienen todo el derecho a platicarlo y llegar a un acuerdo. Hay que reinventarnos, probar todas las cosas nuevas que nos parezcan atractivas, emprender nuevas relaciones, conocer a personas con nuestras mismas formas de pensar y hasta las opuestas, de todo el mundo aprendemos algo siempre.
Saliendo de la preparatoria, un amigo, una amiga y yo decidimos ir a “hacer tarea” a casa de mi compañero. Empezamos a escuchar música y a conversar de miles de cosas, fue cayendo la noche y ya no había más temas qué hablar, el chico estaba sentado en la computadora escogiendo la música y ella y yo estábamos en el piso mirándonos, entonces empecé a gatear hacia ella, hasta que quedé frente a su cara, la observé completa con esa piel blanca y esos labios delgados, esos senos enormes y su brasier color salmón, que se transparentaba sobre la playera del uniforme.
Mientras la admiraba, ella acercó su boca a la mía con miedo y respondí el movimiento, la comencé a besar, ella me metía su lengua y yo mordía sus labios, tenía el sabor más dulce que jamás había probado, con vergüenza apreté sus senos y empecé a notar cómo se humedecía mi vagina, ella se abalanzó sobre mí, nos quitamos las playeras y el pants, y empezó a besarme desde los tobillos hasta mi ingle, ahí me daba pequeñas mordidas como torturándome sin llegar a mi vulva, yo metí la mano en el calzón y empecé a tocarme, movía mi clítoris.
Mientras ella se desnudaba, sus senos eran perfectos, enormes, me levanté y comencé a succionar sus pezones, los amé desde el momento que los vi. Ella sujetaba mi cabello, como peinándome, me desnudó y cruzamos nuestras piernas para frotarnos, luego, a escondidas del chico, subimos al cuarto y comencé a hacerle sexo oral.
Aunque era mi primera vez con una chica, creo que la tenía encantada, podía saborearla completa, sentía cómo se humedecía más y más, con mis dedos frotaba su clítoris y no dejaba de mamarla, entonces dio un gritito y la vi, sudada, despeinada con cara de placer.
No podía dejarlo así, comencé a meterle un dedo y ella con sus caderas me marcaba el ritmo, empujó su otro dedo para que fueran dos, la veía y me encantaba darle tanto placer. Tuvo otro orgasmo y me subió para besarla, yo sólo pude decir: “sabes tan bien”.
Mientras nos besábamos, ella introdujo dos de sus dedos en mi vagina y empezó a moverlos como haciendo un gancho, yo apretaba mi vagina y mordía sus labios, la sonrisa pintada en su boca me demostraba que le gustaba hacerme sentir tan bien. Tuve un orgasmo delicioso, sacó sus dedos y los lamió, —tú también sabes delicioso, dijo.
No dejábamos de mirarnos cuando escuchamos al chico decir —wow, me hubieran invitado—, nos dio risa y corrimos por nuestra ropa. Desde ese día, las tareas en equipo cambiaron completamente, eran más… jugosas. Ella fue mi pareja gran parte de la preparatoria, una relación súper linda, donde ambas nos cuidábamos y es que entre mujeres sabemos qué es lo que nos gusta y lo que queremos, además de que en fiestas y cines, podíamos hacer bastantes travesuras, porque no había problemas por entrar al mismo baño. Ahora, ya saben por qué yo siempre voy al baño con una amiga... jejeje.
¿Alguna vez han tenido experiencias con personas de su mismo sexo? Digo, el amor no conoce géneros.
Escriban a mi correo [email protected] y me dicen qué opinan del tema.