Hola, mis amores, bonito y feliz día. El domingo salí a votar junto con toda mi familia, ejercimos ese derecho por el que tanta gente ha peleado. Gracias a eso ahora tenemos una libertad para decidir. Espero ustedes hayan hecho lo suyo y también aportaran su granito de arena a estas elecciones.
He leído en redes sociales, que quieren que nuestro nuevo Presidente llegue y solucione todo como por arte de magia, pero creo que no funciona así, México somos todos y por eso todos debemos hacer un cambio.
Un ejemplo clarísimo es la formalidad, hace unos días llevé a mi perra a evaluación para adiestramiento. Quedamos súper formales con la persona en un horario para entrenar a mi perra, se hizo la hora y no llegaba, pasó una hora y media y sólo avisaron que aún venían en camino, pero de donde estaban a donde vivo no toma más de media hora llegar, esperé súper molesta.
Con eso me di cuenta que algo tan sencillo como la puntualidad desencadena una ola de reacciones.
Si alguien incumple un acuerdo, genera que te pongas de malas y así vayas en tu día, con la mesera que te sirvió el café, el taxista que te llevó a tu destino, a ellos les contagias tu mala vibra.
Considero que si aportamos muchos de nosotros para hacer mejor todo lo que nos rodea, contagiamos a los demás de esa buena vibra y se convierte en una cadena positiva. Decir por favor y gracias, ayudar a las personas, las buenas acciones seguro traerían un mejor México y haríamos todo lo que está en nuestras manos, así ya no sería tan complicado ni parecería un milagro que todas las cosas mejoren.
Algunas veces podemos empujar a los demás al cambio positivo. Por ejemplo, yo encontré una manera de hacer entender a mi novio que su impuntualidad era más seria de lo que él creía. Un día que llegó tarde, opté por castigarlo, cuando estábamos en casa me puse a hacer la cena en lencería, él me vio y quiso manosearme, lo quité y le dije lo siguiente:
—Si eres bueno, tienes cosas buenas —le explique que me había molestado su impuntualidad y que esa noche no habría nada de sexo.
Toda la noche estuve provocándolo sexualmente, ya para irnos a la cama subí a lavarme los dientes y lo invité, entró al baño me metí a la regadera con todo y lencería, empecé a mojarme y a mover la tanga hacia un lado, para que viera mi vagina, trató de entrar y lo empujé levemente con mi pie, cerré la puerta y lo dejé sentado en el WC, mientras veía cómo me masturbaba, cuando terminé vi su erección, “era enorme”.
—Si hacemos las cosas bien, nos puede ir bien a los dos —le dije y sonreí, me quité la ropa, me sequé y fui a la cama así desnuda, sin cobertor ni sábana, dejé que él viera mi trasero mientras me acomodaba para dormir.
Al día siguiente, mi novio se levantó temprano y fue el primero en llegar a su trabajo, fue puntual. Yo estaba feliz, así que preparé su recompensa y para cuando él llegó a casa yo estaba esperándolo en una silla desnuda y muy mojada, lo jalé, me senté sobre de él, la tortura de un día antes también había aplicado para mí, yo estaba súper cachonda y ganosa.
Lo hice terminar con puros sentones y él descargó en mí todo lo que había guardado. Le di un beso y sólo le dije:
—¿Ves? Actúas bien, todos bien.
Él sonrió y opté porque cada que él tuviera un día exitoso en el trabajo o hiciera una buena obra, celebraríamos con buen sexo para que la acción supiera mejor y la repitiera.
Creo que es una buena manera de hacer cambiar al mundo. ¿Ustedes qué creen? ¿Lo aplicarían o les gustaría ser recompensados así?
¡Los adoro y les mando besos!