Armando Martínez
El sufrir un accidente a los 14 años hizo que desde muy joven, el licenciado Joel Oliva se enfrentara a la obscuridad visual de la ceguera, padecimiento que desarrolló tras caer de una resbaladilla.
Tras el fuerte golpe de aquel accidente, el diagnóstico fue desprendimiento de retina. "Tuve una caída, de aproximadamente cuatro metros de altura en una resbaladilla que estaba muy alta, y de ahí empezaron los problemas de retina".
Su padecimiento no fue un obstáculo para continuar con sus sueños y tras casi un año de rehabilitación y de enfrentar su nueva realidad, retomó su vida, con la ayuda y el amor de su familia, apegado al sueño de convertirse en un abogado litigante, profesión que con dedicación ha desarrollado durante, más de una década.
"Antes de perder la vista, yo quería estudiar ingeniería mecánica en automotriz, obviamente la carencia del sentido visual, era un impedimento para esa función."
Su ceguera ocasionó que sus esperanzas de conseguir una vida mejor y de ayudar al prójimo se enfocaran en estudiar la licenciatura en Derecho.
Para analizar los casos, se apoya de un pasante quién lee los expedientes, para posteriormente llevar anotaciones, retomar infor mación relevante y así sacar adelante los casos en los que está nombrado como titular.
El camino no ha sido fácil, Joel ha vivido la triste y condenable discriminación a la que se enfrentan todos los días las personas que viven con discapacidad.
“En alguna escuela en la que estuve, cuando ingresé, el director me entrevistó, para preguntarme ¿Cómo le hacía?, ¡Qué si iba a poder o no!, a lo que le conteste que si yo había llegado hasta ahí, era porque yo podía.
“Al paso del tiempo, el director se volvió mi amigo, porque reconocía que cometió un error, al juzgarme incorrectamente”.
A pesar de ser un licenciado especializado en derecho civil y penal, admite que es difícil obtener la confianza de sus clientes. "Realmente en México hay una fuerte discriminación para personas con discapacidad".
Amante de la vida, no piensa que la discapacidad sea una condena. Hoy, a sus 41 años es padre de una niña de 10, tiene una carrera exitosa y es un ejemplo de vida. Para él, todo ello ratifica la creencia de que nada es imposible, si la fuerza de voluntad trabajan por tus sueños.