El sabor oaxaqueño de doña Felicita Nicolás dejó de ser un secreto hace más de 20 años. Con una olla de tamales y otra de atole, decidió darse la oportunidad de cumplir uno de sus sueños y, de paso, aunque sin saberlo, el de cientos de personas.
En su pequeño puesto colocado a la orilla de la banqueta, apenas se da abasto para repartir las mejores delicias, envueltas en su hoja o dentro de un bolillo, a decenas de comensales. También ofrece tamales fritos, altamente crujientes.
Su jornada inicia en la madrugada y en su casa, cuando debe preparar la masa, las salsas y los ingredientes con los que hace magia en la vaporera.
Dentro de ésta, se cuecen los suaves y generosos tamales oaxaqueños verdes con pollo o carne de puerco, así como los de hoja de maíz en sus variantes de dulce, verdes, rajas y mole.
Mientras espera el punto de cocción exacto, se organiza para que los atoles de arroz, chocolate, avena y fresa queden inmejorables día tras día.
Una vez que todo está listo, llega la hora de trasladarlo hasta este punto en el centro de la delegación Xochimilco, y para ello cuenta con un vehículo.
Ella es incansable a sus 40 años, pues detrás de la parrilla, trabaja de lunes a domingo desde temprana hora hasta pasado el mediodía, sin contar el tiempo en el que sale al mercado a abastecerse de materia prima. Incluso los días festivos.
Cuando tenía 14 años, emigró de su natal Pinotepa Nacional hacia la Ciudad de México en busca de mejores oportunidades. Hoy se ha consolidado como una de las cocineras favoritas del sur de la capital.
“Creo que sabe muy bueno mi tamal, por eso lo vendo”, afirma, y agradece a su madre doña Margarita por haberle heredado ese don culinario.
“Gracias a Dios tengo mucha gente, aquí esperamos, quien quiera venir a comer tamal, aquí estamos diario”, puntualiza.
¿Dónde?
Visítalos en avenida José María Morelos, esquina con Cuauhtémoc, en el centro de la delegación Xochimilco. De 07:00 a 12:00 horas.
