El giro de los dados antes de caer al tablero marcó la suerte de tres hombres que, sentados en la banqueta de una calle de Iztapalapa, apostaban en la Poliana, un juego de mesa que surgió en las cárceles y en el que comúnmente la recompensa es dinero o droga.
Uno de ellos, frustrado por la suma de los puntos de cada dado, no aceptó la derrota; quiso tirar de nueva cuenta, argumentando que uno de los mirones le había estorbado, pero no se lo permitieron.
Derrotado por el azar sacó una pistola y encañonó a dos de sus rivales. Uno murió desangrado junto al tablero de colores, el otro sobrevivió a pesar de los dos balazos que recibió.
Los disparos, al menos seis, sacudieron los cuerpos de Sebastián "N", de 17 años y de Alan Alberto Gómez Bolaños, de 19, el lunes 19 de octubre en la colonia Ejército de Agua Prieta, en Iztapalapa.
LA POLIANA. Sobre su origen hay muchas versiones, pero todas coinciden en que la Poliana es un juego de mesa, parecido al Parkase, que inició en la cárcel, probablemente en Colombia o en el Palacio Negro de Lecumberri, como aseguran otros.
Sentados alrededor de esa tabla de madera, que no se consigue en ningún centro comercial, los internos pasaban horas apostando.
Ellos mismos la fabrican. Algunos se esmeran y la hacen lucir como profesional, pero otros sólo marcan las casillas con una pluma y le aplican barniz para fijar los colores y los números.
La finalidad es llevar las fichas de cada color: rojo, azul, verde y amarillo por todo el tablero sin caer en manos de "los policías" y regresar a la casilla de salida.
El juego traspasó las rejas y en barrios como Tepito es común ver grupos de personas jugando en las calles. Y así, de partida en partida, dinero o droga pasan de una mano a otra, en muchos casos con consecuencias fatales.
MAL PERDEDOR. Habían pasado más de dos horas desde que un grupo de jóvenes jugaba Poliana frente al edificio 4G de la unidad habitacional Fuerte de Loreto, en la colonia Ejército de Agua Prieta, en Iztapalapa.
Alan Alberto Gómez, de 19 años, llevaba ventaja sobre sus competidores. Sebastián lo seguía de cerca. Para José "N" las cosas no iban bien y estaba a punto de perder el dinero que había apostado. Cada vez estaba más enojado. Por eso cuando el azar no le favoreció sacó una pistola y sin detenerse la activó en varias ocasiones.
Alan recibió dos impactos en la cabeza y uno en el abdomen; Sebastián uno en la pierna derecha y otro en la espalda baja del lado derecho.
Salvo ellos dos, todos los demás que estaban ahí escaparon. Al oír los tiros, un familiar de Alan Alberto salió. Lo encontró sangrando e inconsciente.
Cuando los paramédicos llegaron ya había muerto. Sebastián fue trasladado al hospital Balbuena. Él y otros testigos aportaron la identidad del hombre que disparó y quien continúa prófugo.