Su supuesto catolicismo y la devoción que decía tener por la Virgen de Guadalupe eran el pretexto que José Luis Rosas Castillo usaba para salir de su casa en Puebla y viajar en peregrinaciones a la Basílica de Guadalupe.
Pero al llegar al DF Rosas Castillo hacía algo más que ir a misas: asaltaba bancos, tomando como rehenes a empleados o cuentahabientes. De acuerdo con la Procuraduría capitalina, cometió al menos siete robos a sucursales bancarias de la ciudad.
En su perfil de Facebook, Rosas Castillo tenía varias fotografías en las que aparecía participando con cuadros de la Virgen o mostrando su tatuaje de San Judas Tadeo en las peregrinaciones. Aunque las autoridades contaban con las grabaciones de los bancos que asaltó, no fue hasta que capturaron a uno de sus cómplices que conocieron su identidad.
Ese cómplice, quien manejó el taxi en el que llegaron y huyeron tras robar un banco en la delegación Miguel Hidalgo, en noviembre del año pasado, donde asesinaron a una mujer, les dio su nombre.
También les contó que durante muchos años fue sparring, ayudando en el entrenamiento de otros boxeadores y que aparentemente no vivía en el Distrito Federal.
Así comenzó el rastreo, pues hasta ese momento, además de sus fotos, los agentes que le seguían la pista sabían que solía usar una mochila roja con las figuras de la película infantil Cars.
INTENTARON RESCATARLO. El 7 de febrero, cuando presuntamente estaba por cometer otro robo en la delegación Miguel Hidalgo, fue detenido. Aunque un par de personas que iban con él intentaron rescatarlo, no pudieron hacerlo.
Ese mismo día había salido de su casa en Puebla, dejando a su esposa y a su hijo recién nacido. Para ese momento los agentes ya conocían su identidad.
Cuando lo capturaron llevaba la misma mochila roja que había usado en sus anteriores robos.
En el MP le tomaron fotos de un tatuaje de la Santa Muerte en el brazo izquierdo y otro más de San Judas en el derecho, y se las mostraron a sus víctimas. Ninguno de ellos fue reconocido puesto que para los robos siempre usaba playeras de manga larga o chamarras.
Al integrar el pliego de consignación supieron que Rosas Castillo quería ser boxeador profesional, pero optó por robar bancos al enfrentar varios obstáculos para superar el circuito amateur.
En uno de sus robos, en noviembre de 2014, se enfrentó con un agente que estaba en la sucursal de manera encubierta y en la balacera una mujer murió.
Los agentes de la Procuraduría capitalina que le seguían la pista lo llamaban El Voraz por la agresividad que mostraba durante los robos. Ahora ya duerme en una celda del Reclusorio Oriente, donde enfrenta sus procesos por robo con violencia a sucursal bancaria y homicidio.