Valentina García Chávez falleció hace dos meses, víctima de una contusión cerebral. De lo que en principio se anunció como una simple caída, resultó un abuso físico y sexual hacia la niña de cuatro años, por parte de su padrastro.
La tarde del 26 de junio, Brenda —la madre de Valentina—, recibió una llamada de la hermana de Diego Armando Valdés Jaramillo, quien era su pareja. Le dijo que su hija estaba internada en una clínica de Nueva Aldea, en Morelia, Michoacán, colonia a donde ambos se acababan de mudar juntos.
MÚLTIPLES LESIONES. Brenda obvió el hecho de que ése era su segundo día de trabajo en la tienda de conveniencia en donde Diego por fin la había dejado trabajar. Dejó todo y salió al encuentro de su hija para hallar aquello que la derrumbaría moralmente y la mantiene aún bajo tratamiento psicológico: Valentina, una niña dulce y tranquila, postrada en una cama de hospital con fractura de pelvis, hígado lacerado, hemorragia en el estómago, tres contusiones en cráneo y múltiples golpes en el cuerpo.
Lo único que alcanzó Valentina a hacer cuando escuchó la voz de su madre, fue quejarse débilmente, cayó en coma y nunca despertó. Como la clínica a donde Diego la llevó no contaba con los aparatos necesarios para determinar el daño cerebral de la niña, Brenda junto con el hombre de 28 años, la trasladaron al Hospital Infantil de Morelia.
VIOLADA Y CON MUERTE CEREBRAL. Fue en la sala de terapia intensiva que la versión de Diego sobre una supuesta caída en el baño no coincidió con la gravedad del daño que Valentina presentaba.
Él decía que mientras se bañaba, la niña que estaba bajo su cuidado se cayó. La hermana y la madre de Diego secundaron dicha versión. Sin embargo, algo en esa mirada perdida de Diego y su profundo desinterés por el estado de Valentina levantaron la sospecha de la familia, algo que se corroboró con el segundo reporte médico: Valentina tenía muerte cerebral. Tanto la fractura de la pelvis como la hemorragia interna fueron a causa de una violación rectal. La niña presentaba también mordidas en la entrepierna.
“Brenda estaba en shock. Cuando esto se supo, le llamaron a la trabajadora social para pedir que el Ministerio Público fuera al hospital, pero los peritos nunca llegaron“, comenta un familiar cercano a la madre.
Cuando el resto de la familia se enteró del nivel de las lesiones que tenía la niña, reclamaron a Diego; tras una discusión, el hombre fue llevado en una patrulla ante las autoridades por alterar el orden.
El 27 de junio, ante el Ministerio Público de la Unidad de Atención Temprana de la Fiscalía Especial para la Atención del Delito de Violencia Familiar y de Género de Morelia, Brenda inició la averiguación 17632/ UATP/MOR/ 2018, tras una espera de 12 horas y mientras Valentina agonizaba sola en el hospital.
AGRESOR ESTÁ LIBRE. La burocracia de la Fiscalía no sólo le arrebató a la niña las últimas horas de vida en compañía de su madre, sino también la justicia por feminicidio.
Mientras Brenda declaraba acerca del constante abuso físico y psicológico que Diego ejerció durante seis meses contra madre e hija, el presunto agresor fue liberado.
Valentina murió el 29 de julio y a dos meses del hecho Diego está libre.
ALISTAN PROTESTA. Mañana, la familia realizará una marcha desde el Mercado Independencia hasta la Casa de Gobierno de Michoacán, para exigir al gobernador Silvano Aureoles que atienda el caso y las peticiones de justicia de la familia. “Queremos justicia porque Valentina no merecía esa muerte y no descansaremos hasta obtenerla”.