Por Irma Gallo
¿Cuántos regalos llegan a ser muchos?
Nunca he sido una Grinch; de niña mucho menos, pero desde que soy adulta tampoco. Me gusta mucho la Navidad y los Reyes porque me recuerda los mejores momentos de mi vida. Por ejemplo, cuando vivían tanto mis abuelos maternos como paternos y nos reuníamos en casa de unos y otros con los primos cercanos y lejanos, y cenábamos y partíamos rosca y abríamos regalos.
Y por supuesto, desde que tengo a Cami estas fechas son mucho más divertidas: pocas cosas me emocionan más que ver su carita sonriente y sus ojos iluminados cuando abre sus regalos.
Sin embargo, cada año que pasa le compro menos cosas y menos costosas.
¿Por qué? Porque más allá de que nuestr@s hij@s creen en los Reyes Magos y no queremos acabar con su ilusión, ¿qué tan bien les hace recibir varios regalos o regalos muy caros?
‘debes conseguir lo que quieras al precio que sea’. La sociedad de consumo en la que vivimos nos anima a comprar y comprar. Las promociones a meses “sin intereses” se nos presentan como si de esa manera las cosas no nos costaran o nos costaran menos; lo mismo sucede con “compre ahora y empiece a pagar en marzo del 2016”.
Con estas ideas nos sentimos infalibles, que todo lo podemos, y le decimos a nuestr@s niñ@s “pídele lo que quieras a los Reyes, que ellos te lo traerán”.
Lo malo es que de esta manera l@s estamos haciendo crecer con algunas ideas que de adultos les causarán más problemas que bienestar:
1. Que la felicidad está directamente relacionada con los objetos materiales, no con la compañía, las personas, los animales, las emociones, el placer de la lectura, de una conversación, de una comida en familia...
2. Que si un@ no tiene los recursos económicos para comprar cosas, no vale o vale menos como persona, pues no podrá “alcanzar la felicidad”.
3. Lo más grave: que TODO se vale con tal de conseguir estos objetos materiales; desde endeudarse hasta robar o defraudar para lograr tus objetivos.
más experiencias de vida. La infancia es la etapa en la que se forman las bases de la personalidad. Obviamente, l@s niñ@s desarrollan su carácter conforme pasa el tiempo, pero lo que se aprende de pequeñ@ es muy difícil de olvidar.
Así que entre más pronto empieces a inculcarles que el consumo no está relacionado con la felicidad, mejor y más rápido lo aprenderán.
Si creen en los Reyes explícales que este año ellos quieren enseñarle que se puede ser feliz con un solo regalo material (o sea un juguete, un gadget, una chamarra o lo que ellos elijan) y la compañía de sus herman@s, prim@s, abuel@s, amig@s, tí@s; además de la cena que compartan, los juegos que organicen, las conversaciones, los cuentos que cuenten, etc.
Mi recomendación
Un solo regalo material (el que escojan, con que no sea un automóvil de verdad o algo así).
Muchos regalos de los que no se tocan pero perduran para siempre: la compañía de sus seres queridos, y eso incluye a la mamá y al papá (aunque estén separados; hagan un esfuerzo porque eso es lo que de verdad vale la pena).
Galletas y postres que les gusten, aunque no en exceso y siempre preparados caseramente para evitar conservadores y demás ingredientes que dañan la salud.
Caminatas y paseos largos (NO en centros comerciales, por favor; sí en el barrio para saludar a los vecinos, en el parque para jugar con las mascotas o si tienen oportunidad, en el bosque, la playa, el pueblo).
Y por supuesto: nada de berrinches, regaños y enojos. Tolerancia y mucho amor.
De regalo
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