Por Irma Gallo.
Peter Gray es un profesor del Departamento de Sicología de la Universidad de Boston. Tiene un blog muy popular que se llama Freedom to Learn (Libertad para aprender) y que ustedes, mamás y papás, pueden consultar en https://www.psychologytoday.com/blog/freedom-learn.
Como bien lo indica el nombre del blog y del libro publicado por Editorial Paidós en 2013, el doctor Gray cree en el valor del juego para un mejor aprendizaje.
Al contrario de lo que podríamos pensar tradicionalmente, que un niño que “juega mucho” no aprende, este sicólogo afirma:
“La naturaleza ha diseñado a los niños para jugar e indagar por su cuenta, sin intervención de los adultos. Necesitan libertad para desarrollarse, y si carecen de ella, sufrirán. El impulso a jugar libremente es básico, biológico. La carencia del juego en libertad tal vez no mate el cuerpo como la falta de comida, de aire o de agua, pero mata el espíritu y atrofia el desarrollo mental”.
¿Por qué a los niños no les gusta la escuela? La escuela, como la conocemos hoy en día, ha pasado por diversas modificaciones.
Según Gray, tiene su origen en la idea de que si los niños y jóvenes pasaban muchas horas de “ocio” podían incurrir en malas conductas. Con ello, se fue creando el sistema escolarizado que mantiene casi todo el tiempo a l@s niñ@s sentados en un aula, con uno o varios profesores que hablan y hablan, y dejan tareas que se basan mucho en la memorización y poco en el razonamiento lógico y la investigación, y prohíben el juego durante las horas de clase.
Esto sucede, por lo menos, en las escuelas tradicionales. Hay otras opciones en donde se les enseña con más creatividad.
Pero aquí no vamos a decirles que inscriban a sus hij@s en tal o cual escuela, sino a proponerles que incentiven la creatividad, el juego y la imaginación a la hora de hacer la tarea.
Cámbiate “el chip” y estimula a tu hijo
Sabemos que vivimos en una época difícil, insegura y violenta. Aún así, estar encerrados tampoco garantiza seguridad, ya que secuestradores y pedófilos se mueven en la red. ¿Entonces?
1. Propicia la curiosidad. Si son pequeños juega con ellos a las escondidas en un lugar en donde no los pierdas de vista, pero que tengan suficiente libertad para moverse. Los niños recolectores y cazadores tenían que encontrar su alimento por sí mismos, así que ¿por qué no intentar esconderles dulces o juguetes, para que su esfuerzo se vea recompensado? Si son más grandes, llévalos de campamento o a jugar al aire libre con sus amigos. Manténte al pendiente, pero no los sofoques, déjalos explorar.
2. Procura que se junten con niños de diferentes edades: de los mayores aprenderán estrategias para resolver problemas, y con los más pequeños se volverán responsables.
3. Cuando hagas la tarea sugiere varias maneras de resolver un problema (tanto de matemáticas como de cualquier materia). Evita, hasta donde puedas, las repeticiones mecánicas y la memorización. Te sorprenderás de que sus calificaciones no sólo no bajarán, sino que subirán.
4. Enseñarles qué leer es un gozo, nunca una obligación. No se te ocurra ponerlo a leer 20 minutos o el tiempo que sea, al día. Mejor platica sobre los libros que más te impactaron cuando tenías su edad y proponle que después organice una representación teatral. Algo así como “si estuvieran filmando una película”.
5. Siempre que te digan “estoy aburrido”, dales una hoja de papel, tijeras, pinturas, pegamento, revistas y diles que hagan lo que quieran con eso. No se vale prender la tele, la compu, la tablet o el videojuego hasta que no acaben. Te sorprenderá de lo que son capaces.
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