Comienza otro año y es hora de plantearnos cambios y mejoras para nuestra vida. Algunos propósitos comunes al inicio del año son: perder cinco kilos de peso mediante dieta; ir al gimnasio o a correr todas las mañanas; conseguir un nuevo trabajo; aprender a ser más asertivo, no dejarse pisotear o maltratar; reducir el nivel de estrés; tener más momentos de felicidad y bienestar; dejar de criticar a los demás.
Todas estas son buenas ideas y seguramente contribuirán a nuestro bienestar. Pero podemos hacer que cada una de ellas tenga mayor significado si pensamos en el propósito o el valor que hay detrás de cada meta.
-Podemos decidir seguir una dieta para estar saludables. La salud es algo importante para nosotros y deseamos cultivarla. El cuidado de nuestro cuerpo es una base que nos guía y nos motiva.
-El ejercicio físico puede tener como objetivo conseguir un cuerpo fenomenal. Si además de ese objetivo tenemos en mente el cuidado y amor a nuestro cuerpo, encontraremos motivos significativos para hacer deporte.
-Detrás de la meta de tener un mejor trabajo puede estar el deseo de dar mejores condiciones de vida a nuestra familia.
-Al decidir no dejarnos pisotear más, promovemos el valor del respeto hacia nosotros mismos y los demás.
-Reducir nuestro nivel de estrés es un propósito detrás del cual puede estar el respeto a nuestro cuerpo y a las personas con quienes convivimos.
-El deseo de tener más momentos de felicidad nos puede llevar a actuar con mayor calidez y apertura en nuestras relaciones.
-Dejar de criticar a los demás es una meta. La aceptación y comprensión son valores relacionados con este objetivo.
Lo verdaderamente importante. Al plantearnos propósitos conviene tener en cuenta el valor (o los valores) detrás de las metas planteadas. Los valores (lo que es importante para nosotros) dan a nuestra vida significado y propósito. Son como una brújula que nos guía en la dirección hacia la que deseamos llevar nuestra existencia. También hacen nuestra vida más rica, plena y significativa. Por ejemplo, recordar lo importante que es para nosotros el respeto a los demás, la calidez en nuestras relaciones o la comprensión nos motiva a mantener los propósitos.
Al formular tus propósitos para el 2018, plantéate las siguientes preguntas:
Si consiguieras tu objetivo (por ejemplo, dejar de criticar a los demás), ¿qué cualidad personal estarías desarrollando?
Si lograras tener más momentos de felicidad, ¿para qué te serviría? ¿cómo se beneficiarían los demás?
¿Qué probaría acerca de ti si consiguieras bajar de peso?
Si pudieras reducir tu nivel de estrés, ¿qué fortaleza estarías utilizando?
¿Qué beneficios traería a tu vida defender tus opiniones, deseos y necesidades?
¿De qué manera cambiarían tus relaciones o tu sentir si tuvieras un mejor empleo?
Para cada propósito, ten en cuenta el significado y los beneficios (no solo materiales) que puede traer a tu vida. Plantéate qué es lo verdaderamente importante para ti y deja que lo valioso te guíe hacia tus metas.
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